A Merling Preza, productora de café justo en Nicaragua que hace unos días pasó por España, le gusta decir que tras "un café, hay una familia". Incluso muchas. Los beneficios que genera la producción del café en su cooperativa son destinados a servicios para la comunidad, como el programa A estudiar con el café, mediante el cual se reparten becas escolares para la escuela secundaria que a pesar de ser gratuita conlleva numerosos costes de desplazamiento manutención y de equipamiento escolar. Hasta 1991, los 2.300 productores que forman su cooperativa trabajaban para una multinacional o, como dice Merling, "para el Coyote".