El peso, el crecimiento y otras características de una persona podrían estar influidas por el ambiente y las costumbres de sus antecesores. Esta idea ha vivido rodeada de controversia desde que el naturalista francés Jean-Baptiste Lamarck la formulara por primera vez en el libro Filosofía zoológica, que cumple dos siglos este año, pero son cada vez más las nuevas pruebas que la respaldan.Lamarck, basándose en la herencia de los caracteres adquiridos, fue el primero en formular de forma coherente la evolución natural, pero el triunfo de la teoría de Darwin, basada en la selección natural de caracteres innatos, condenó su trabajo al descrédito. Hoy, sin embargo, los científicos están descubriendo que Lamarck llevaba parte de razón. "Las dos visiones no son necesariamente contradictorias", coment a Agustín Camós, historiador de la ciencia y profesor de secundaria. Por ejemplo, el propio Darwin consideraba que algunos caracteres adquiridos se podían heredarO.

"Tras su muerte, sus ideas recobraron importancia y a principios del siglo XX era incluso más popular que Darwin", subraya Camós. Pero volvieron a hundirse con el triunfo de la genética.