No es obra de la divinidad de la Virgen del Puerto que su réplica situada en el parque de la Coronación esté limpia y adornada con flores y plantas que la decoran y engrandecen. Sin embargo, así aparece la patrona todos los días al amanecer gracias a unos guardianes devotos.

Un matrimonio mayor, Joaquín Micot y Bienvenida Barroso, se encarga de que a la Virgen no le falte de nada ningún día de los 365 del año. Sea invierno, verano, festivo o fin de semana, la pareja visita la virgen por la mañana y por la tarde, e incluso, antes de irme a la cama, a las doce menos cuarto, me doy una vuelta por aquí para ver cómo está", indicó Micot.

Desde la instalación de la réplica conmemorativa en el parque, hace ya más de cinco años, por los cincuenta que cumplía de su coronación en el mismo lugar, este matrimonio barre el suelo y las proximidades de la estatua, limpian los desperdicios de los pájaros, así como, los barrotes que la cercan, su placa conmemorativa y la misma roca en la que está anclada.

Toda esta labor rutinaria con no más utensilios de limpieza que un un cubo, una goma para coger agua de una fuente próxima, un par de bayetas y un cepillo con su recogedor que dejan a un lado de la estatua, escondido entre las macetas.

Además, por si fuera poco, también la galardonan con flores y plantas. Todo ello, simplemente "por devoción y por fe hacia la Virgen", decía Barroso mientras colocaba las flores de una de las macetas. La pareja no recibe ningún beneficio económico por realizar esta labor diaria, "pero no queremos dinero. Lo que queremos es que no nos roben las macetas y las flores que ponemos a la Virgen", reclamaron.

Barroso fundamentaba su queja con la cantidad de ellas que les han quitado ya, aunque no supo especificar cuántas, pero sí, que eran "de mucho dinero. No entiendo como puede haber gente que quiera tanto a la Canchalera y luego le hagan esas cosas. Es una vergüenza".

Pero el lamento de la pareja no se quedó ahí y la señora, que siente como suya la Virgen, recordó apenada cuando unos vándalos prendieron fuego a la estatua hace cuatro años, en el 2.003, tan solo un año después de su instalación. "Tuve que picar la piedra y limarla para poder quitar el negro carbonizado que dejó el fuego porque con agua y jabón era imposible quitarlo.", explicó Micot.

Pese a las dificultades, Barroso manifestó, con gran contundencia, que "seguiré cuidando a mi Virgencita, mientras yo viva no le faltará nada porque la quiero mucho". Sin embargo, este matrimonio devoto de la patrona no sabe qué pasará con ella cuando ellos ya no puedan cuidarla y prevén que, "dados los sucesos vandálicos que se han producido, estará sucia y en malas condiciones cuando no estemos nosotros", dijeron.