Juan del Alamo salió triunfador en la tarde de su alternativa, ayer en Santander, al cortar dos orejas sin discusión que le ponen desde ya en el disparadero de torero importante. Torero a la vista. Torero importante, Juan del Alamo. En su alternativa ha dejado dicho lo que puede ser en el futuro, que ya venía adivinándose en la más que prometedora etapa que ha tenido como novillero. Cortó dos orejas, que debieron ser tres si no es por la cicatería del presidente, que le negó un apéndice en el toro del doctorado.

Del Alamo estuvo más que bien, por encima de las escasas posibilidades que ofreció el ganado. Porque la corrida, hay que advertir, dejó mucho que desear sobre todo por la falta de fuerzas. Sin embargo, hay que insistir, la capacidad en todos los órdenes del nuevo matador de toros ha sido determinante para que el festejo pareciera otra cosa, incluso con tono triunfal.

El extremeño Perera, que actuó de padrino, arrancó un apéndice al quinto por el valor que le echó y la habilidad que puso en el trasteo. Toro inválido para no ser menos. Se le midió mucho el castigo, lo que en buena medida le ayudó a echarse para adelante. Pero se quedaría en toro de viaje corto y venciéndose por el derecho. En su toro anterior, no pudo pasar de las apariencias. Tampoco El Juli redondeó nada.