Los ocho menores juzgados por el presunto acoso a su compañero de clase, Jokin C., quien se suicidó el 21 de septiembre, negaron ante el juez haberle propinado palizas durante un año. El fiscal les imputa un delito de malos tratos y una falta de lesiones, por lo que solicita distintas penas de libertad vigilada, mientras que la acusación particular los responsabiliza de varios delitos y reclama cuatro años y seis meses de reclusión en un centro de régimen cerrado. La defensa pide la libre absolución.

En su declaración a puerta cerrada en el Juzgado de Menores de San Sebastián, los acusados mantuvieron la versión de la fase de instrucción y reiteraron que únicamente participaron en las burlas y cachetes que el joven recibía de forma sistemática y generalizada por parte de sus compañeros de clase e incluso de otros cursos del instituto Talaia de Hondarribia (Guipúzcoa), donde cursaba sus estudios. Los menores afirmaron que estos hechos no respondían a un acoso organizado.

Los ocho imputados, siete chicos y una chica, declararon en una sala del palacio de Justicia dotada de las medidas necesarias para preservar su identidad. También comparecieron cerca de una veintena de testigos protegidos, en su mayoría compañeros de clase de Jokin; el padre del joven, y la jefa de estudios.

El psiquiatra propuesto por la acusación explicó que el acoso sufrido por Jokin le causó un "daño psíquico" que le pudo llevar al suicidio, mientras que el propuesto por la defensa opinó que esto es "absolutamente imposible". La vista sigue mañana.

El abogado defensor de los menores reclama la absolución al considerar que no participaron en las agresiones, aunque sí en las burlas a la víctima.