BENEDICTO XVI tuvo ayer palabras de afecto para Juan Pablo II al asomarse por primera vez a la ventana de su despacho para dirigir el rezo, que aprovechó para poner de manifiesto la importancia de la dignidad en el trabajo. El Papa, que se asomó desde la ventana de su despacho, saludó en castellano a los fieles de las parroquias de la madre Vedruna de Barcelona y Santa Catalina de Madrid. Interrumpido por los aplausos de los fieles, Benedicto XVI aseguró que "sentimos más cercano que nunca" a Juan Pablo II y agradeció el apoyo recibido en estos primeros días como Pontífice. EFE