Un buque rompehielos de la organización ecologista Greenpeace decidió abandonar ayer el mar de Kara, donde pretendía llevar a cabo "protestas pacíficas" contra unas prospecciones de petróleo en el Artico, después de que el barco fuera abordado sin miramientos por la Guardia Costera rusa. La tripulación del Arctic Sunrise, con bandera holandesa, optó por dar marcha atrás al sentirse "amenazada", especialmente cuando cuatro miembros del servicio de costas subieron al barco y les informaron de que iban a abrir fuego si seguían navegando sin permiso por aguas jurisdiccionales rusas.

Momentos antes, activistas de Greenpeace a bordo de dos zodiacs se habían acercado a un barco ruso que realizaba trabajos de exploración petrolera, el Dmitri Nalivkin , y habían desplegado una bandera en la que podía leerse Save the Arctic (Salvemos el Artico) . Según la organización ecologista, el Dmitri Nalivkin ha sido contratado por la empresa estatal Rosneft y su socia estadounidense Exxon para realizar diversos sondeos sísmicos, paso previo para la explotación, en una zona de gran riqueza ecológica que incluso está protegida por la legislación rusa como parque nacional. "En la región es habitual ver narvales y osos polares", explica Pilar Marcos, responsable de la campaña de defensa del Artico en Greenpeace-España, que visitó recientemente la zona.

DONDE ANTES NO SE PODIA... El deshielo del Artico está alentando la búsqueda de hidrocarburos en zonas que hasta hace apenas dos décadas se consideraban inaccesibles o, como mínimo, extremadamente caras de explotar. Donde antes solo se podía acceder en agosto y septiembre, coincidiendo con el mínimo anual de hielo, ahora se puede navegar durante cuatro, seis e incluso más meses. Según estimaciones del Servicio Geológico de EEUU, el Artico ruso posee el 25% de las reservas mundiales aún no descubiertas de gas natural y el 5% de las de petróleo.

Los territorios más apetitosos son los mares de Kara y Barents, especialmente las plataformas continentales cercanas a la costa, donde la profundidad es menor y las temperaturas son menos severas, lo que equivale a más meses de operación y más facilidades para instalar infraestructuras. Rusia explota diversos campos desde los años 90, como Prirazlomnoye, Severi-Kildinskoye o Rusanovskoye, pero las nuevas condiciones climáticas están acelerando la búsqueda de petróleo y gas.

PROYECTO PARALIZADO El yacimiento más rico parece ser Shtokman, situado en el mar de Barents a 600 kilómetros del puerto de Murmansk, con unas reservas estimadas en 3,8 trillones de metros cúbicos de gas natural. Sin embargo, las dificultades de explotación (400 metros de profundidad y frecuentes temporales, al margen de peligrosos icebergs), así como el desacuerdo con los socios extranjeros, han frenado por ahora la construcción de los pozos y las necesarias tuberías de conducción submarina. Se habían previsto cuatro plataformas de un tamaño similar a un campo de fútbol.

Marcos, de Greenpeace, insiste en que el Arctic Sunrise había solicitado en tres ocasiones a Rusia poder penetrar en la ruta marítima del norte (o del noreste), "dejando claro que se comprometía a una protesta pacífica y legal" y "cumpliendo con todos los requisitos". "Sin embargo --prosigue--, las autoridades rusas, que este año han concedido 400 permisos de navegación por el Artico, nos impidieron pasar, lo que suponía una clara violación de la ley internacional". Curiosamente, según Greenpeace, uno de los argumentos esgrimidos por Rusia es que el Arctic Sunrise no está preparado para navegar por esos mares, "cuando se trata de un antiguo rompehielos que décadas atrás se dedicó a la caza de focas". Así que, desafiando el veto, los ecologistas entraron en la zona el pasado sábado.

HOLANDA LOS APOYA El domingo, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores holandés, país en el que tiene la bandera el barco, aseguró que "el derecho de Greenpeace a protestar pacíficamente es indiscutible" y que "de acuerdo a la información que se tiene del barco, no hay razón para dudar de su estado técnico". En opinión de los ecologistas, la prohibición se debe simplemente a que Rusia no quiere fotografías que den a conocer públicamente las nuevas prospecciones.

Greenpeace considera que la opinión pública, incluidas 3,6 millones de firmas recogidas el año pasado en contra de la explotación, han frenado la expansión de la industria petrolera en el Artico americano (Canadá y Alaska), pero han trasladado la presión a Rusia. "Exxon y Shell, entre otras, buscan ahora en aguas rusas porque allí la legislación ambiental es más laxa", insiste Marcos.

La oenegé precisa que el Dmitri Nalivkin hace pruebas sísmicas usando ondas de sonido generadas por cañones de aire para crear mapas detallados del fondo marino con el objeto de determinar las localizaciones para las prospecciones, lo que supone uno de los últimos pasos antes de comenzar a perforar. Estas técnicas de sondeo "tienen importantes impactos en las ballenas y otros tipos de vida salvaje en la zona", dice Greenpeace.

Señalar, finalmente, que además de perturbar la paz del Artico, el trasiego de petroleros y la creación de pozos pueden tener un impacto muy negativo en forma de derrames.