--Regresa al teatro romano...

--Cuarenta años después es muy bonito poder volver a un escenario mítico con una propuesta distinta. Es un privilegio poder abrir este festival de Mérida y con esta obra, no solamente porque el espacio escénico es único y ya he sentido la sensación de estar ahí. Voy a hacer algo que está hecho especialmente para esto y tiene un contenido lúdico y reivindicativo que puede ser atractivo desde el punto de vista de que muchas veces los mitos no se conocen muy bien y los vamos a descomponer. Es muy importante que el espectador llegue virgen para dejarse llevar por este viaje y que disfruten de la propuesta.

--¿Mantiene la ilusión intacta?

--Ahora tengo mucha más ilusión porque ha pasado mucho tiempo y he ido perdiendo los miedos y disfrutando lo que la vida me va trayendo, además de lo que soy capaz de sacar de ella.

--¿Qué papel juega su personaje?

--Soy la que de alguna forma entra en acción para cuestionar las historias que los dioses están proponiendo. Ellos entran en juego y los tres decidimos recuperar los otros mitos y empiezan a aparecer las historias. Mi personaje no es solo la musa que está inspirando una forma distinta de enfocar las historias y la vida, sino que además me incorporo luego a los personajes que ellos me proponen, porque yo solo propongo a uno: Antígona.

--La mujer como eje conductor...

---La mujer es el eje central de la obra que desencadena un poco todo y va llevando las historias a su terreno, porque ellos (los dioses) no están acostumbrados a que les lleven la contraria. En la actualidad estamos repitiendo patrones, clichés y errores una y otra vez. La lucha por el poder, en definitiva.

--¿Cómo compagina sus facetas de actriz y cantante?

--Creo que un cantante es un actor que cuenta una historia en tres o cuatro minutos y siempre lo he sentido así. No puedo cantar sin interpretar porque la interpretación es una forma de música.