Erik Zabel sucedió ayer a José Cayetano Juliá, que ganó en el 2004 en Cáceres, y aumenta un palmarés que incluye más de 200 victorias como profesional. El alemán, que milita en el equipo Milram, es un tipo peculiar, querido en el pelotón por ser el abuelo de los velocistas. A todos los esprinters los batió bajo el calor cacereño, reverdeciendo laureles que incluyen victorias en Giro, Tour y Vuelta.

Fue el desenlace lógico de una etapa pensada para que acabase en llegada masiva. Esta vez no pudo sorprender el español Fran Ventoso, que el día anterior se había impuesto en Almendralejo por delante de los grandes especialistas. El Milram Team, el Quick Step con Paolo Bettini, el CSC de Stuart O´Grady y el equipo del líder, el también esprinter Thor Hushovd, intentaron controlar la carrera para jugárselo todo en la recta final. Fue entonces cuando el más veterano se mostró implacable, como si todas las victorias conseguidas hasta ahora le supieran a poco. Ventoso acabó quinto y tendrá que dejar para más adelante una nueva heroicidad.

INTENTO INUTIL La carrera partió desde Almendralejo también muy arropado por los aficionados y pasadas las dos de la tarde. Los 135 kilómetros de recorrido parecían escasos, pero se hicieron largos por culpa de la temperatura.

Aún así, hubo quien se rebeló contra el guión escrito de antemano. En el kilómetro 2, el equipo Relax mandaba a Raúl García de Mateo a la búsqueda de la aventura en solitario. Su esfuerzo resultaría encomiable: escuadras como la suya necesitan dejarse ver antes de que la carrera se ponga más seria.

Con el permiso del pelotón rodó durante casi cien kilómetros, pero su esfuerzo resultó inútil. Alcanzó los siete minutos de ventaja con relativa facilidad, pero en cuanto el gran grupo se puso a trabajar su fuga quedó desbaratada. En ese tramo final, pasado Puebla de Obando, otros intentaron seguir su ejemplo, pero el ritmo del gran grupo era demasiado fuerte como para conceder más aventuras.