El anterior concejal de Hacienda, Alberto Astorga, respondía de forma sarcástica, --cuando lo hacía-- al ser preguntado por los presupuestos del 2015, que nunca llegaron a presentarse. Antes de las elecciones, el alcalde, Francisco Javier Fragoso, contestaba que no eran "la prioridad" en esos momentos porque el ayuntamiento podía funcionar con los del año anterior prorrogados. Confiaba en mantener la mayoría. Pero los cálculos fallaron en el PP. Llegaron los comicios y el ayuntamiento seguía sin poner sobre el papel los gastos e ingresos previstos para el ejercicio en curso, que ha continuado con los presupuestos prorrogados. Ahora sus intenciones son ponerse manos a la obra para que, antes de que termine el año, estén aprobados los presupuestos del 2016.

A Fragoso parece ser que no le preocupa no llegar a un acuerdo con la oposición. Conoce al dedillo los mecanismos que las leyes le ofrecen. Y existe uno en el que confía para no tener que contar con los de enfrente, según el cual, cuando no resulta una mayoría para aprobar unos presupuestos en pleno, se puede hacer mediante la moción de confianza, de forma que una vez rechazados y transcurrido un mes sin que se presente una moción de censura, se entienden aprobados automáticamente. Fragoso cuenta con eso.

Con lo que no cuenta es con obtener el consenso que quiere para sacar adelante el proyecto de El Campillo, del que tanto alardeó su equipo en la legislatura anterior, pero que se le ha atragantado con la nueva composición de la corporación. Los tres grupos de la oposición firmaron en mayo un documento por el que se oponían a la actuación tal como estaba planteada. PSOE y Ciudadanos se han mantenido en su sitio aunque echan en cara a Podemos Recuperar Badajoz que ahora quiera convocar una consulta ciudadana para definir su postura.

Existe el rumor extendido y no demasiado bienintencionado de que el equipo de gobierno negocia con Podemos un acuerdo sobre el Campillo a cambio de sacar adelante la propuesta de una residencia de mayores en el Hospital Provincial, una apuesta del portavoz de Podemos, Remigio Cordero, desde que lideraba la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, cuando este edificio dejó de tener uso sanitario. De momento, el hospital es otro asunto pendiente que se tendrá que resolver también en esta legislatura y del que la Diputación de Badajoz, titular del inmueble, se ha desentendido, dejando en manos de la corporación municipal, ahora tan heterogénea, una decisión sobre su futuro uso.

Pendiente queda un enorme quebradero de cabeza que se desatascó en el último momento antes de las elecciones: el párking de Conquistadores, del que Liberbank se hizo cargo con el compromiso de abrirlo antes de que termine el año. No han trascendido previsiones. El silencio lo dice todo. Menos silencio, pero más murmullos existen con el derribo del cubo de Biblioteconomía, que debe acometerse en cumplimiento de una sentencia judicial, pero para el que tampoco se ha tomado una decisión sobre la recolocación de los alumnos mientras se acomete la obra.

La legislatura se espera entretenida si Fragoso quiere sacar adelante todo lo que anunció en la campaña electoral, en la que no faltó detalle. Sirva de muestra un botón: tenía decidido incluso el diseño de la bandera de Badajoz: blanca y negra. Pero en política cabe una amplia gama de grises.