TEtscribo para mirar hacia delante. Alguien de fuera de nuestra tierra, aunque buen amigo de ella, me decía hoy que no era bueno que nos afectaran tanto las tragedias humanas que se producen en las vías de un tren o en una carretera. Que en otros lugares afecta menos. Le contesté que aquí todavía no nos hemos acostumbrado a determinadas noticias. Y que si ayer y hoy tenemos una sensación extraña, mezcla de pena y de rabia, es porque sentimos muy cerca lo que ha pasado. Y que nadie lo interprete como otra cosa. Lo hemos sentido de verdad.

Hemos pensado en los chicos y en sus familias, y en las niñas y niños sin padre o sin padres desde ayer. Todos de golpe. Y nos afecta, claro que nos afecta. Y si algún día deja de hacerlo, deberíamos empezar a preocuparnos.

Los periódicos, las teles y las radios le han dedicado mucho espacio. Que eso sea una razón para sentirnos orgullosos y no para lamentarlo. Lamentar los hechos sí. Lamentar que nuestra reacción sea de pesadumbre colectiva, nunca. Es nuestro gran valor. Ser como somos. Todavía cuando se muere la gente se nos muere un poco a todos. Por eso lo sentimos tanto.

Por eso, a mirar hacia delante con la esperanza de saber que a pesar de los muchos cambios que se están produciendo en esta sociedad, seguimos andando por la vida más con el corazón que con la cartera. Que nadie sienta pena por nuestra pena, porque seamos así. Al contrario, para mí es una gran esperanza. Seguimos sintiendo las alegrías y las penas como algo que también se puede compartir. Mañana comienza otro día .

Y somos capaces perfectamente de sentir y de que esos sentimientos de tristeza de hoy, se conviertan en fortaleza colectiva mañana. Hoy en Palomas, Puebla de la Reina y Oliva de Mérida estábamos muchos extremeños.

* Escrito publicado ayer por el presidente de la Junta en su blog personal en internet, ´elcuadernodeguillermo.blogspot.com´.