La secretaria de la Mujer de CCOO, María José Pulido, definió ayer la situación apuntando: "Las mujeres, a diferencia de los hombres, no tienen tiempo propio tras el trabajo fuera de casa, sino tiempo cautivo, ya que al terminar su jornada laboral asume casi en exclusiva las tareas del hogar y el cuidado de los hijos y las personas dependientes".

Los datos le dan la razón. Si una mujer trabaja ocho horas y descansa otras tantas, en teoría le quedarían ocho horas diarias para repartirlas entre otras obligaciones y sus actividades de ocio. En la práctica no es así, ya que la mujer dedica una media diaria de siete horas y 22 minutos a las tareas domésticas. Es decir, su supuesto tiempo de ocio está acaparado prácticamente por actividades como el trabajo de la casa (casi cuatro horas), el mantenimiento (media hora), el cuidado de los hijos (casi dos horas), las compras (casi una hora) y otras labores (unos quince minutos).

¿Y el hombre? Pues con la misma distribución teórica, de sus ocho horas disponibles dedica poco más de tres a trabajar en el hogar, repartidas entre el trabajo de la casa (tres cuartos de hora), el mantenimiento (menos de una hora), el cuidado de la familia (menos de una hora), las compras (menos de media hora) y otras actividades (un cuarto de hora).

La diferencia es notable, ya que la mujer dedica a las tareas domésticas más del doble de tiempo que el hombre, es decir, dispone de poco más de media hora diaria para sus actividades de ocio, por las casi cuatro que disfruta el varón.

Poco a poco la situación va variando, pero muy despacio. En una década, el tiempo dedicado por la mujer a las tareas del hogar ha descendido en poco más de media hora, y el que dedica el hombre subió en la misma proporción. Es decir, a este ritmo harían falta cuatro décadas para igualar la situación.

Otra variable estudiada es quién cuida de los hijos. En seis de cada diez casos es la mujer la que los atiende, y en uno de cada diez el hombre. En el resto de casos se busca algún tipo de ayuda.

El panorama no sólo influye en las posibilidades de ocio, sino también en las laborales. Según el estudio presentado por CCOO y el IMEX, armonizar trabajo fuera y dentro de casa añade una carga mental muy pesada sobre la mujer trabajadora. Además, como el cuidado de los hijos incluye cuestiones como llevarlos al médico, acudir a las reuniones en los centros educativos, etcétera, se alimenta el problema de la menor disponibilidad de la mujer en el ámbito laboral, con lo que los efectos negativos suman dificultades en el acceso al empleo y en la promoción laboral de la mujer.