La nueva situación que se ha abierto en Euskadi y en el resto de España con el comunicado en el que ETA declara un alto el fuego permanente debemos afrontarla desde la tranquilidad, la prudencia y una exquisita cautela.

Todos debemos ser conscientes de que el camino que tenemos por delante va a ser largo y no estará exento de dificultades. Pero al final de ese recorrido está lo que más anhelan los españoles desde hace muchos años: el final definitivo de la violencia terrorista. Por ello la reacción del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el día de ayer fue de serenidad y cautela, pero también de esperanza.

En este momento, lo primero que debemos hacer todos los demócratas es recordar a todas y cada una de las víctimas del terrorismo. Su memoria y la de las personas que han trabajado y trabajan para garantizar nuestra libertad, va a estar muy presente en el ánimo de quienes tenemos la responsabilidad de conseguir que el final definitivo de la violencia sea una realidad.

La segunda reflexión que debemos plantear en un día como hoy es que ese camino largo y difícil debemos recorrerlo juntos toda la sociedad encabezada por la totalidad de las fuerzas políticas democráticas. Quiero ser optimista en este punto y dar por hecho que todos los partidos políticos, también el que preside Mariano Rajoy, van a tener la altura de miras que reclama el actual y trascendental momento político. La actitud de todos los portavoces parlamentarios y del propio Rajoy durante la sesión de control al Gobierno, celebrada en la tarde ayer en el Congreso de los Diputados, me empujan a ese optimismo.

Quiero pensar que las declaraciones desafortunadas e irresponsables, como las que escuchamos en boca de dirigentes como Jaime Mayor Oreja o incluso José María Aznar, no representan la posición oficial que mantiene hoy la dirección del Partido Popular.

Espero, de todo corazón, que Mariano Rajoy anteponga el interés general de todos los ciudadanos a sus intereses partidistas. Espero que no se deje llevar, una vez más, por las voces distorsionadas que aún siguen llegando desde lo más profundo de la caverna popular pidiéndole que continúe utilizando el terrorismo como arma electoral. Los ciudadanos no le perdonarían una actitud desleal en un momento como éste.

Los socialistas, como ayer dijo el presidente Rodríguez Zapatero, queremos expresar nuestra confianza en el Partido Popular y nuestro compromiso de máxima información y colaboración durante todo el proceso.

El objetivo que todos tenemos por delante en este momento es demasiado importante como para distraernos en reyertas partidistas y también para dejarnos llevar por la ansiedad o las prisas. En definitiva, lo que pretendemos es, nada menos, que evitar que haya que lamentar una sola víctima del terrorismo más, que no tengamos que contabilizar una sola viuda más o un solo huérfano más.

Para conseguirlo, los socialistas pondremos todo nuestro empeño y nuestro trabajo, por supuesto, sin pagar precio político alguno por la paz. Nuestra actuación se moverá siempre en el marco de la Constitución, del Estado de derecho y de la legalidad vigente.

El final de la violencia terrorista de ETA, si finalmente lo alcanzamos, no será nunca un logro del Gobierno o del Partido Socialista Obrero Español. Será un triunfo de nuestra democracia, de nuestro Estado de derecho y, sobre todo, será un triunfo de la sociedad española.