El panorama aéreo español está cambiando. Las grandes aerolíneas están viendo como las compañías pequeñas les comen terreno e incrementan exponencialmente sus resultados gracias a una fórmula mágica : los vuelos de bajo coste.

Diciembre ha sido un mes paradigmático en este sentido. Como referencia, el 42% de los extranjeros que desembarcaron en los aeropuertos españoles durante esos 31 días lo hicieron como clientes de una compañía de precios bajos. Solo dos años antes, en el 2005, la cifra no llegaba al 29%, según los datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.

El crecimiento de este tipo de vuelos no cesa. La compañía Air Berlin, una de las más consolidadas en este panorama, ha superado de nuevo su récord anual de pasajeros, al alcanzar los 27.862.000 viajeros durante el 2007, un 10% más que el año anterior. Otro gigante de este sector, Ryanair, con 49 millones de clientes en el pasado ejercicio, realiza ya 606 rutas a 140 ciudades europeas y proyecta abrir durante este 2008 entre 30 y 40 nuevas rutas en España.

La revolución surca los cielos, pero también se deja sentir en el suelo. El secreto de estas compañías de bajos precios reside en ajustar al máximo los costes y prescindir de servicios innecesarios, como explican desde la revista Consumer.es . Para ello trabajan con plantillas pequeñas, recortan costes de distribución, prescinden de grandes oficinas, evitan intermediarios, reducen los tiempos de estancia en tierra y viajan a aeropuertos de segunda fila para pagar tasas menores.

Esto está provocando un impulso económico en ciudades secundarias. Los ejemplos más claros son Murcia y Girona. El aeropuerto de San Javier --a 40 kilómetros de la capital murciana-- ha pasado de embarcar 156.000 viajeros en el 2000 a transportar 1.995.000 el pasado ejercicio. El motivo, el aumento constante de la oferta este tipo de compañías que operan en él.

´Boom´ económico

Y la repercusión de este fenómeno se está trasladando a la economía del entorno. En Girona, por ejemplo, el incremento anual de visitantes ha llegado a superar el 30% en los últimos ejercicios. Según el ayuntamiento, el motivo ha sido la rehabilitación del casco antiguo y la decidida apuesta de Ryanair por los viajes de bajo coste. Incluso el metro cuadrado de suelo en áreas próximas a estos aeropuertos ha subido por encima de lugares similares que no disponen de compañías de bajo coste, según los estudios de la consultora británica Moneycorp.

Pero éstos son solo la punta del iceberg. La situación se está extendiendo a la mayor parte de los aeropuertos secundarios españoles. El de Santiago de Compostela, el Federico García Lorca de Granada-Jaén y el de Vigo, con estructuras similares a la proyectada para Cáceres, han logrado superar el estancamiento que presentaban en su volumen de viajeros hasta el 2003. Desde entonces, han logrado duplicar la cifra de clientes. Los responsables son de nuevo compañías como Clickair, Vueling o Air Berlin.

Aunque también hay excepciones. El aeropuerto de Reus, uno de los que más había destacado durante los últimos años por la llegada de las low cost , perdió pasajeros durante el 2007. El motivo, según AENA, la llegada de la alta velocidad a Tarragona.