La multinacional EGL, a través de su filial Energía de la Zarza, prevé invertir unos 200 millones de euros en la central térmica de ciclo combinado que proyectan construir en la localidad pacense de La Zarza, una industria que supondría la creación de 40 empleos directos.

Así lo confirmó ayer a este diario el director de este proyecto, Gabriel Caturla, que señaló que en un plazo aproximado de 19 meses la planta podría contar ya con la preceptiva Declaración de Impacto Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente. De momento la empresa ha presentado ante la Subdelegación del Gobierno en Badajoz tanto el Estudio de Impacto Ambiental como el proyecto básico, unos documentos que en breve pasarán a un periodo de exposición pública de 20 días, tras lo cual serán trasladados al ministerio junto con las alegaciones presentadas.

El Estudio de Impacto Ambiental, al que ha tenido acceso este diario, señala en su justificación que el emplazamiento elegido, la comarca de Mérida, es muy importante por su cercanía a la comunidad de Madrid, "muy deficitaria" en términos energéticos, y a la frontera portuguesa. También hay que tener en cuenta que se encuentra muy cerca de recursos hídricos --la presa de Alange--, gasísticos --el gasoducto Almendralejo-Salamanca-- y eléctricos.

En cuanto a la situación energética de Extremadura, EGL recuerda que los reactores de la Central Nuclear de Almaraz "han cumplido ya algo más de 20 años", por lo que podrían operar como máximo "unos 10 años más si no surgen problemas de funcionamiento". En este escenario la energía térmica de ciclo combinado se autopostula como alternativa.

Estos datos, sumados a que la planta utilizará "la tecnología más eficiente y respetuosa con el medio ambiente de las existentes", sirven para justificar el proyecto, según EGL.

Por lo que se refiere a su posible impacto sobre el medio ambiente, la empresa ha estudiado los efectos de la central en un radio de 20 kilómetros que alcanza a un total de 25 términos municipales, entre ellos Mérida y Almendralejo.

La promotora concluye que ninguno de los impactos analizados es severo, "de lo que se puede desprender que el proyecto de construcción de la central es una obra viable desde el punto de vista medioambiental".