"No es de los peores de España, gracias a que los vertidos industriales no son demasiado abundantes y son orgánicos, ya que apenas hay actividad petroquímica en esta comunidad autónoma". El que habla es Julio Barea, responsable de las Campañas de Aguas de la organización ecologista Greenpeace España. El año pasado hizo el descenso completo del río y, de lo que vió, "lo peor estaba entre las ciudades de Mérida y Badajoz, quizás porque en ese tramo desembocan las aguas residuales urbanas e industriales que vienen de Almendralejo".

Barea avisa: "Realmente el Guadiana ya viene muy agredido desde la provincia de Ciudad Real, donde hay una gran extracción de agua con pozos ilegales e incontrolados. Todo ello con la total permisibilidad del Gobierno autonómico y de la confederación".

A su juicio, en estos momentos la gran amenaza del Guadiana la constituyen las aguas residuales, ya que afirma que en los grandes núcleos urbanos las depuradoras no funcionan bien y en las zonas rurales o no hay o no se usan. "Las construye el Estado o la Junta y después los ayuntamientos no pueden hacer frente a su coste", lamenta. No obstante, asegura, el río estaría mejor "si no hubiese tantos embalses. Hay demasiadas presas, retenciones de agua que no permiten que el río fluya y se depure de forma natural".