Hasta la firma del nuevo acuerdo de financiación autonómica, el grueso de los impuestos de los extremeños iban a parar a las arcas estatales, que luego los derivaban a la región, en mayor o menor cuantía, mediante el pacto sobre participación en los ingresos del Estado.

Así, el total de tributos que pasaban del bolsillo de los ciudadanos a la Junta rondaba los 400 millones de euros en total, mientras que al Estado iban casi 700 millones.

Sin embargo, esta situación cambia con el acuerdo de finales del 2001, y ahora es la Administración autonómica la que recauda directamente el dinero que luego va a gestionar. De este modo, Extremadura ha pasado a captar 237 millones de euros por el tramo cedido de IRPF, mientras que antes del pacto no veía un euro, al negarse a aceptar la cesión del 15%. Pero la principal ´revolución´ se da en los impuestos indirectos, donde la región ha pasado de gestionar 70 millones de euros a rondar una recaudación para este ejercicio de 614 millones.