Antes incluso de la puesta en marcha del Gabinete de Iniciativa Joven, el proyecto de Julián Barragán para fabricar piezas de hormigón sensado con fibra óptica ya estaba seleccionado para formar parte del programa de la Junta. Junto a sus cuatro socios, su reto ahora es el salto a la industrialización.

--¿Cómo se le ocurrió la posibilidad de instalar fibra óptica en el hormigón?

--En realidad, a mí no se me ocurrió. Cuando estaba estudiando la carrera, tuve un profesor de Estructura de Hormigón muy entusiasta, que me llamó mucho la atención. Sus clases me llevaron a preguntarme por qué construimos con simples piedras el hormigón. En cambio, hoy en día un coche, por ejemplo, te indica el itinerario, te permite hablar por teléfono, etcétera.

Así que un día, tomando copas con un amigo, le comenté mi idea de instalar unos sensores en el hormigón, un sistema que te permitiese conocer qué carga soporta un edificio. Entonces, mi amigo, que estudiaba telecomunicaciones, me explicó que en las alas de los aviones se introduce una fibra óptica que detecta cuánto se deforma esta pieza. A partir de ahí, este amigo y yo empezamos a darle forma a nuestra idea.

--"Hacer de cada pieza un elemento de comunicación" es su objetivo, pero ¿cuáles son las aplicaciones prácticas?

--Lo divertido de la idea es que, en principio, es una cosa muy simple, ya que los sensores son trozos de cable y su funcionamiento es muy sencillo: lo estiras y su material se deforma, y esa deformación se puede medir. La fibra óptica son trozos de cristal a través de los cuales viajan haces de luz que, a la vez, permiten medir cuánto se deforma el material. Pero puedes enviar muchos tipos de haces de luz (teléfono, televisión...). Por tanto, además de un sistema de sensado, tienes un cable para conectarte a internet, por ejemplo.

--¿Y ustedes, en concreto, qué proponen?

--Es muy sencillo. Cogemos el cable de fibra óptica, lo calentamos a distancias idénticas y así reordenamos su estructura inicial, es decir, obtenemos diferentes planos de orientación atómica dentro del mismo cable. Al someterlo a una tensión, los planos se acercan o separan pudiendo medir así dicha fuerza y la deformación del material.

Así, si instalas fibra óptica en una autovía --proyecto que actualmente maneja la Junta--, pasa un coche, deforma la fibra y se puede saber a qué velocidad va, o sea, puede servir de control de la velocidad. Nosotros pretendemos hacer hormigón prefabricado con fibra óptica que, después, se puede utilizar como soporte de telecomunicaciones.

Se trata de ponerle un sistema nervioso al hormigón que, hasta ahora, era un simple trozo de piedra. Por ejemplo, si un edificio sufre una explosión, una estructura sensada te permite saber cómo resultó afectado, si es necesario derrumbarlo o no.

--O sea, su idea es mejorar la materia prima con la que se construyen los edificios.

--En efecto, nuestra idea es crear pilares sensados --para construir casas, puentes o lo que sea--, cuyo estado se pueda controlar a través del ordenador.

--¿Cuánto tiempo llevan trabajando en este proyecto?

--Al principio estábamos solo mi compañero y yo, que llevamos cinco años. Actualmente, somos cinco socios: dos capitalistas, un experto en estructuras de hormigón prefabricadas, mi amigo, que es ingeniero en telecomunicaciones, y yo.

--¿Cuáles son sus expectativas de futuro?

--Nuestra intención es crear una empresa de prefabricados de hormigón sensado, en la que venderíamos un producto totalmente novedoso, ya que la fibra óptica se ha insertado en algunas estructuras, como presas o puentes, pero no se comercializan piezas sensadas.