Solo en La Guarda (pedanía de Campanario) y Cañaveral ha sido necesario, en lo que va de año, suspender el suministro habitual de agua potable. Así lo ha confirmado el subdirector de Salud Pública del Sistema Extremeño de Salud (SES), Clarencio Cebrián, organismo responsable de la supervisión y vigilancia del cumplimiento de la normativa por parte de los responsables del abastecimiento de agua potable a los ciudadanos extremeños, que corresponde a los ayuntamientos y las empresas gestoras contratadas por estos. La administración sanitaria tiene previsto realizar este año 2.600 auditorías e inspecciones a la red de suministro de la región, así como 1.738 analíticas directas del agua que consumen los extremeños.

De este modo, el SES controla la calidad del agua potable que se suministra a los hogares de la región, a partir del examen de los sistemas de captación, las estaciones de tratamiento y los depósitos y redes de distribución. En caso de detectar alguna anomalía, solicita al gestor que efectúe los análisis correspondientes o los lleva a cabo directamente, instando a que se tomen las medidas necesarias para solventar el problema, si es necesario, o, llegado el caso, a paralizar el suministro. Además, las autoridades sanitarias también realizan directamente sus propios análisis periódicos, con el mismo objetivo.

En uno de ellos, la farmacéutica de la zona de Campanario detectó un elevado nivel de arsénico en el agua con el que se abastecía La Guarda. Una vez confirmado el resultado, el ayuntamiento de Campanario, del que depende la citada pedanía, desaconsejó primero el consumo de agua del grifo para beber y cocinar y, posteriormente, ha procedido al llenado del depósito con agua no contaminada transportada hasta la población afectada en un camión cisterna. Esta medida se mantendrá, confirman desde el consistorio, mientras se busca una solución definitiva que podría concretarse en la utilización de nuevos filtros.

En el caso de Cañaveral, la necesidad de cambiar el sistema habitual de abastecimiento de agua la provocó el choque entre dos camiones en la A-66 el pasado 15 de mayo, que provocó un vertido de gasóleo al embalse que suministra al municipio cacereño. En consecuencia, se optó por recurrir a los pozos de sondeo con que cuenta el pueblo para abastecer de agua potable a la población, hasta que se comprobó que el agua del embalse no presentaba niveles elevados de hidrocarburos. "Una vez que esto ha ocurrido, el suministro habitual se restableció a principios de mes", confirma Cebrián.