La misma población pero cada vez más vieja. Esa es, en síntesis, una de las conclusiones que pueden extraerse de El territorio rural extremeño , un informe elaborado por la Red Extremeña de Desarrollo Rural (Redex) que describe las principales características territoriales y socioeconómicas de las 24 comarcas --en realidad se trata de espacios de actuación de los Grupos de Acción Local, ya que la región no cuenta con una auténtica comarcalización -- en las que está dividida la comunidad autónoma.

Solo las cuatro localidades de mayor tamaño de la región (Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia) quedan fuera de su ámbito rural que, en conjunto, engloba 379 municipios y a casi el 70% de los extremeños. En este capítulo, el de la población, el informe de Redex revela un primer dato positivo: durante los últimos años, en Extremadura el despoblamiento en el ámbito rural es bajo. Así, las 759.055 personas que habitaban los pueblos extremeños a 1 de enero del 2007 apenas si eran 6.341 menos (0´83%) de las que había en el 2001.

En cualquier caso, la situación presenta importantes variaciones de una comarca a otra, de manera que en el mencionado sexenio Las Villuercas perdieron un 10,2% de sus habitantes, Trasierra-Tierras de Granadilla un 8,3%, La Serena un 6,7% y La Siberia un 6,3%. Por contra, en Tierra de Barros se ganó un 5% y en las Vegas Altas un 4,3%. Eso sí, si se amplia el arco temporal hasta 1960, el despoblamiento del ámbito rural extremeño se sitúa en el 35,4%. En ese intervalo, Campo Arañuelo y las Vegas Altas del Guadiana son las dos únicas comarcas que registran un saldo demográfico positivo.

Por lo que atañe a las características demográficas de la población, el estudio indica que el análisis de las diferentes comarcas permite observar un progresivo deterioro de su tejido demográfico "debido al constante proceso de envejecimiento, al descenso de la natalidad, que ha dado como consecuencia un crecimiento natural negativo (muere más gente de la que nace) y a la persistencia de la emigración provocando, ésta última, un acentuamiento del descenso de la fecundidad y el aumento de la masculinización (mayor número de hombres que de mujeres), al ser las mujeres más propensas a emigrar". Todo ello cristaliza en una pirámide demográfica "con un futuro oscuro en cuanto al reemplazo generacional de seguir con las mismas tendencias".

Y es que solo dos comarcas, la de La Jara y Los Ibores, y la de las Vegas Altas cuentan con unos índices de envejecimiento (relación entre el número de mayores de 65 años y los menores de 15) inferior a cien. La media del territorio rural se sitúa en un 151,5%, mientras que el promedio extremeño es bastante menor, del 129,5%, y el nacional del 117,3%. Especialmente preocupante es la situación en las comarcas de Las Villuercas (389,2%), Las Hurdes (331%) y Trasierra-Tierras de Granadilla (321,8%). En total, son doce las comarcas en las que los mayores de 65 duplican, o están a punto de hacerlo, a los menores de 15.

En esta misma línea hay que interpretar también los datos sobre tasa de dependencia, un parámetro que compara la suma de las personas de más de 65 años y las menores de 15 con las que se encuentran entre ambos tramos de edades. El índice es mejor cuanto más bajo. Si la media española es del 47%, la extremeña se sitúa en el 54,52%, y la de Redex, en el 58,8%.

Como factor positivo, el informe menciona el paulatino aumento que se está registrando en la recepción de inmigrantes, ya que dos terceras partes de los extranjeros residentes en la comunidad autónoma viven en el ámbito rural, lo que compensa en parte otros factores como la baja natalidad o la emigración. Solo en la comarca del Campo Arañuelo se concentra un 27% de todos los que residen en Extremadura. "La inmigración se concentra fundamentalmente en las zonas agrícolas más ricas", aclara José Luis Rubio, técnico de Redex, que agrega que si a nivel general la población extremeña está aumentando es "gracias al aumento de la inmigración".

ORGANIZACION TERRITORIAL En cuanto a la organización del territorio, el trabajo de Redex señala la existencia de dos tipos de espacios fuertemente contrastados en la región. El primero de ellos se corresponde con las comarcas más desarrolladas "gracias unas a su rica agricultura de regadío, las ubicadas en las Vegas del Guadiana, del Alagón, Valle del Tiétar, y otras a la de secano, como Tierra de Barros, que ha favorecido el desarrollo urbano, el asentamiento industrial y la diversificación de los sectores económicos, generando una demografía y una economía dinámicas".

En el lado opuesto, estarían aquellas comarcas localizadas en áreas de montaña, de penillanura y en zonas fronterizas, "territorios fuertemente desequilibrados que se caracterizan por una continua pérdida de efectivos poblacionales, además de por una estructura demográfica muy envejecida, como el más fiel reflejo de esta situación".

Esta división marca, además, la distribución de la población, de manera que los mayores vacíos aparecen en estas últimas comarcas, mientras que las mayores aglomeraciones se observan en las zonas de regadíos y Tierra de Barros.

El territorio rural extremeño también ofrece datos socioeconómicos de las diferentes comarcas. En el caso del mercado laboral, un 45,1% de los afiliados a la Seguridad Social en el ámbito rural trabajan en el sector servicios, mientras que un 29,7% lo hacen en el agrario. Un 13,7% están en empresas de la construcción y un 9,8% en la industria. Las tasas de paro se mueven en índices muy similares --ligeramente por encima-- a la media de la región.