15 minutos antes de las tradicionales capeas de Garrovillas de Alconétar, los tres accesos a su plaza porticada --considerada, por cierto, una de las 12 mejores de España-- se colapsan. Cinco porteros los vigilan, "¿pero quién puede ponerse a pedir el DNI a la gente?". La pregunta la lanza el alcalde de la localidad, Pedro Martín, quien responde con una solución poco factible: "tendría que empezar a llegar el público varias horas antes".

Su opinión es la que comparten sus homólogos en varios de los pueblos extremeños con más tradición en festejos taurinos populares. La mayoría de ellos tienden a definir el propio como "el mejor", pero el de Coria, Juan Valle, apostilla además con "el más polémico". No en vano, el municipio que acoge los conocidos San Juanes los compatibilizó este año con una protesta antitaurina.

El edil cauriense apuesta por la "sensatez" como mejor instrumento para prevenir los accidentes en este tipo de festejos y, en esa línea, es favorable al aumento del límite de edad para participar a los 18 años. De hecho, este año, aparte de recomendar que no se lanzaran soplillos (una especie de dardos) a los toros, ya decidió suspender el encierro infantil.

Lo mismo han hecho también en Bodonal de la Sierra, que celebró sus Fiestas del Emigrante el pasado 15 de agosto, y la cercana localidad de Segura de León, que rendirá homenaje al Cristo de la Reja en torno al 14 de septiembre. Ambos municipios son conocidos por sus tradicionales capeas, a las que atribuyen varios siglos de antigüedad, y ambos han coincidido este año en prohibir el encierro infantil, que venían celebrando en las dos últimas décadas.

"No ha pasado nunca nada, porque se sueltan becerrillos muy pequeños, pero más vale prevenir..." afirma el alcalde segureño, Lorenzo Molina. En términos similares se pronuncia su vecino homólogo, Franciso Javier Arroyo, quien admite que este año, tras los casos de menores heridos en encierros y el del fallecido de Cabanillas (Navarra), "el tema está especialmente sensible".

No obstante, los ediles coinciden también en la defensa a ultranza de sus fiestas populares y el de Garrovillas se muestra preocupado porque una excesiva reglamentación pudiera perjudicarlas. Entretanto, muestra su satisfacción por la buena marcha de las capeas de este año, que terminaron este domingo, y se despide de ellas, pero solo "hasta el año que viene, si Dios quiere".