Llevaba 45 minutos de discurso cuando Ibarra anunció su intención de "dar un nuevo impulso al tráfico aéreo" y de abrir "una nueva puerta, la de la industria aeronáutica y la aviónica". Se refería así a la construcción de un aeropuerto internacional, privado pero "con el apoyo del Gobierno regional y central", en el entorno de la ciudad de Cáceres y orientado especialmente a las compañías de bajo coste.

Según explicó el presidente de la Junta, este nuevo aeródromo haría que la región fuese "más atractiva como destino turístico" al ofrecer una alternativa a la llegada de visitantes a través de la carretera, que es el modo habitual en este momento.

La instalación del aeropuerto se vería complementada, según comentó Ibarra, con la propuesta de crear una escuela europea de pilotos civiles en Talavera. Dicho centro entrenaría a 30 pilotos al año con 20 aviones y un simulador hasta el 2015, y contaría con capacidad para entrenar un centenar de pilotos, con 50 aviones y siete simuladores a partir de ese año.

Además, podría suponer la creación de cien empleos para técnicos aeronáuticos, ciclo formativo que se impartiría en la región, y de industrias auxiliares vinculadas a la actividad de la escuela de pilotos de reactores.

En cuanto al futuro de la terminal civil de Talavera, el presidente de Caja Extremadura, Jesús Medina, indicó que los primeros estudios realizados por esta entidad indican que el aeródromo cacereño supondría el cierre del de Talavera.

Además, y en cuanto a plazos posibles de ejecución de este proyecto, Medina manifestó: "Es impensable que Extremadura, en el horizonte de siete, ocho o nueve años no tenga un aeropuerto".