Todavía es muy joven pero ya ha comprobado las dificultades que existen para acceder al mercado laboral. Este emeritense de 18 años dejó el instituto cuando contaba 16 tras haber obtenido el título más básico, el graduado escolar, con intención de trabajar y poder independizarse económicamente. Pero como muchos jóvenes, su primer empleo llegó "tarde y mal". Comenta que encontró "un trabajo temporal como frutero al que dedicaba ocho o nueve horas diarias aunque solo me dieron de alta cuatro horas". Esta dedicación le duró poco más de un mes y una semana, el tiempo que se prolongó la campaña de la fruta y liquidación.

Asegura que ha buscado trabajo "por activa y por pasiva", en todo tipo de establecimientos y para todo tipo de funciones pero siempre ha obtenido una negativa: "Te dicen que no necesitan a nadie". Su experiencia laboral es muy limitada, con lo que no percibe ningún tipo de prestación por desempleo.

Por todo ello, este joven considera que el mercado laboral está "fatal, va de mal en peor" y especialmente para los jóvenes. "En todos los trabajos te exigen experiencia laboral pero no nos dan oportunidades", declara, lo que además "perjudica la pensión porque tendremos menos años cotizados" a la hora de la jubilación.