--Una de sus señas de identidad de lo que ha hecho en estos cien días ha sido su voluntad de pactar. ¿Por qué un gobierno apoyado por casi 3/5 partes de la Asamblea ofrece pactos? ¿Qué necesidad hay?

--Aritméticamente ninguna necesidad. Esta disposición al pacto solo cabe entenderla por dos razones: porque el presidente es un ´bienqueda´ o porque realmente cree que eso es bueno para Extremadura. Aseguro que por la primera, no. Entramos en unos años muy importantes para Extremadura. No porque vayan a desaparecer los fondos europeos, sino porque su estructura, a partir del 2013, será distinta. Tenemos que aprovechar este periodo en que seguimos siendo región de convergencia, porque lo vamos a ser por última vez puesto que en el 2010 superaremos el 75% de la renta media de la UE. Tenemos que llegar a esa fecha habiendo aprovechado al máximo nuestras posibilidades. Una de mis obsesiones es la de crear un clima de estabilidad, de confianza, para que los empresarios inviertan. El pacto con la oposición en los asuntos importantes y la ampliación de las bases de los acuerdos alcanzados en los últimos años con los agentes sociales nos otorga ese plus de estabilidad.

--Es una búsqueda de la unanimidad...

--En esos temas importantes (Estatuto, Educación, Política Agraria, municipalismo), sí.

--...que tiene un flanco débil: si no se logra el acuerdo total parece que ha fracasado y no tendría que ser así: la mayoría gobierna.

--Ese es nuestro riesgo y nuestra responsabilidad. La primera vez que hablamos con el líder del PP de pactar le dije que no sabía quién ganaba con esto, pero no me importa. La que gana es Extremadura. Si uno hace cábalas sobre si el pacto es rentable políticamente o no, tal vez no emprenda ese camino. Pero la región lo necesita. Aunque puede haber algunos, muy tuyos o muy ´contratuyos´, que no lo entiendan, pero un amplio sector de la ciudadanía sí.