Tendrán que pasar entre 50 años y un siglo hasta que la zona de Villuercas-Ibores recupere todo su esplendor tras haber sido arrasada por las llamas, según estima Antonio Gentil, biólogo de Adenex. Los incendios declarados en la zona acabaron con miles de hectáreas de matorral, pinar y bosque mediterráneo, así como con numerosos ejemplares de especies animales.

"Las aves son las que más suerte han tenido, porque eran las que más posibilidades tenían de escapar", afirma Gentil, quien asegura que algunas rapaces como el milano negro o el milano real han perdido sus nidos y, "probablemente, se encontrarán algunos ejemplares calcinados cuando se inspeccione la zona".

Adenex insiste en que la catástrofe hubiese sido mayor si se hubiese visto afectada la zona de Fresnedoso de Ibor, donde habita una importante población de buitre negro. Por otra parte, Gentil apunta que "casi todos los reptiles habrán muerto al no tener tiempo para huir".

Desde la asociación se advierte del peligro que supone repoblar la superficie quemada con pinos. Gentil afirma que es una especie "muy combustible, como se ha podido comprobar en las Villuercas, cuyas zonas de pinar se han quemado repetidas veces". Adenex propone que la zona se repueble con árboles autóctonos, más resistentes al fuego, teniendo en cuenta también a las distintas especies de arbusto, como el madroño o el lentisco.

Gentil asegura que en la región "falta una selvicultura preventiva, pues el Plan Infoex es efectivo para la extinción, pero no es suficiente, pues le falta prevención".