Mitin en el cinturón rojo de Madrid organizado por Esperanza Aguirre. Allí estaba ayer Mariano Rajoy, rodeado de la plana mayor del PP, de todos los dirigentes que se pusieron a sus órdenes en el congreso de Valencia, después de que la presidenta madrileña amagara con disputarle el poder. A dos semanas del 20-N, la dirección se empeña en exhibir unidad como señal de fortaleza. Solo le preocupa la posible desmotivación de su electorado a cuenta de tan optimistas sondeos, y que el PSOE logre frenar in extremis la mayoría absoluta.

Seguramente por eso ayer el PP tenía un ojo en su mitin y otro en el que el PSOE celebraba en Sevilla, con Felipe González y Alfonso Guerra. Rajoy --que no tiene previsto participar en nin- gún acto electoral con José Ma- ría Aznar-- se mofó de los que necesitan recurrir a los veteranos: "Los hay que miran al siglo XX y allí se han quedado. Hay quien está en el pasado, olvida que estamos en el XXI, en el 2011".

CREAR MORBO Rajoy quería asegurarse de que, además del mitin del PSOE, se hablara de los planes populares. Y utilizó el recurso de crear morbo sobre los integrantes de su futuro Gobierno: mencionó a Soraya Sáenz de Santamaría y Alberto Ruiz-Gallardón, además de a Ana Mato y Miguel Arias Cañete, como los dirigentes llamados a diseñar el futuro del partido y del país. "La candidatura por Madrid, en lo que de mí dependa, tiene mucho futuro político", enfatizó.

Dicho esto, y como en las últimas jornadas, volvió a dirigirse a los que antaño votaron al PSOE. "Contamos con todos, hayan votado lo que hayan votado. Prometo diálogo, equilibrio, moderación", dijo, mientras alguien del público sugería que metiese a los socialistas en la cárcel. Aguirre pidió al PP que no dé nada por ganado y dijo que "Rubalqueros y Zapalcabas" son lo mismo. Elogió y elogió a Rajoy y hasta evitó hablar de ETA para no incomodar al jefe. Este le correspondió alabando sus políticas de educación y sanidad, tan criticadas por la oposición.