El acto central de la celebración de las bodas de plata de España y Portugal con la Unión Europea (UE), que se vivió ayer a caballo entre Lisboa y Madrid, fue austero, como marcan los tiempos presentes. Aunque en un ambiente cordial, la fiesta fue contenida ante la gravedad del momento en ambos países, que comparten severos planes de recorte del gasto y reformas estructurales dirigidas, precisamente, desde Bruselas.

Todos los discursos que se escucharon se refirieron a la crisis y a los sacrificios que los diferentes gobiernos están imponiendo a sus ciudadanos. Y coincidieron, también por unanimidad, en que solo esa unión económica, y en menor medida política, por la que apostaron españoles y portugueses en 1985 permitirá salir del atolladero económico a ambos países. A ello se refirió también el Rey, que clausuró la jornada apelando a la necesidad de "aunar, en torno a la Unión Europea, el liderazgo y las energías necesarias frente a los retos y las crisis". "La integración y la solidaridad entre europeos son más necesarias que nunca", añadió el Monarca.

SALON DE COLUMNAS Juan Carlos, acompañado por la Reina y los príncipes de Asturias, presidió el acto celebrado en el mismo Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid en el que se firmó el tratado de adhesión hace un cuarto de siglo. Tras recalcar que, gracias a la Unión Europea, España ha "superado otros momentos de dificultades", el jefe del Estado destacó lo "mucho" que ha supuesto este periodo para la "estabilidad, el progreso y la modernización de España".

Los actos se iniciaron al mediodía en Lisboa y, tras un almuerzo conjunto en la capital portuguesa, las delegaciones se trasladaron a Madrid. Por parte de las autoridades comunitarias participaron el presidente de la Comisión Europea, el también luso José Manuel Durao Barroso, y el del Parlamento Europeo, el checo Jerzy Buzek.

Este último hizo una apelación directa a la reforma laboral que negocia Zapatero y le recordó que él fue sindicalista 15 años, pero cuando entró en el Gobierno le tocó aprobar reformas y recortes sociales que acabaron también en despidos.

El jefe del Gobierno español, que en Lisboa había dicho que no se puede "entender" Europa sin la "huella ibérica", admitió que en el proceso de construcción de la UE ha habido "dudas, pausas y tropiezos", pero dijo que la voluntad europeísta, "mezcla de necesidad y de convicción", acabó siempre "abriéndose camino". "La fuerza de los últimos acontecimientos nos ha llevado a actuaciones conjuntas de un alcance inimaginable poco tiempo atrás", subrayó Zapatero, en referencia a la defensa del euro frente a los ataques de los mercados financieros.

VIEJOS ROCKEROS La celebración tuvo un recuerdo especial para los dos presidentes que firmaron la adhesión, Mario Soares y Felipe González. Este último, muy activo políticamente en la última semana, ironizó en su discurso al asegurar que los "viejos rockeros", como él y Soares, quieren frente a esta crisis "más y mejor Europa".

González no se mordió la lengua y defendió mejorar la capacidad competitiva de los países rechazando el "capitalismo de casino" actual, y preservando el modelo de economía social.

Tampoco faltaron al acto José María Aznar y Mariano Rajoy, así como numerosos presidentes autonómicos, representantes de instituciones y eurodiputados que han formado parte de la historia de estos últimos 25 años.