El 2009 se presenta con no pocos problemas que afrontar para el Gobierno de Fernández Vara, que cruzará el ecuador de su primera legislatura con una crisis que todo lo condiciona y genera tensiones, y donde tendrá que redoblar sus esfuerzos de diálogo y pactos para buscar apoyos que le ayuden en su labor. Si el empleo era, en sus propias palabras, la preocupación número uno del presidente extremeño cuando accedió al poder, ahora lo es aún con más motivo. Pero no será el único frente: crisis de la agricultura y la ganadería, ley de educación, renovación del Estatuto de Autonomía o déficit de médicos serán otras cuestiones que marcarán el año que acaba de comenzar.

Empleo: un objetivo cada vez más lejano

Al inicio de su mandato, Fernández Vara se comprometió a que esta sería "la legislatura del empleo", y en cuatro años se crearían 60.000 puestos de trabajo netos y se rondaría la cifra de medio millón de ocupados. El embate de la crisis ha tirado por tierra sus planteamientos y sería milagroso lograr el objetivo.

La realidad es que cuando el actual presidente accedió al poder había en la región poco más de 57.000 desempleados y la cifra de ocupados era de 412.000. Año y medio después, los parados ya superan los 71.000 --a cierre del tercer trimestre del 2008, con lo que el año puede acabar con 75.000 parados-- y el número de ocupados se ha estancado.

De hecho, el plan de empleo firmado a principios del 2008 con los agentes sociales se reveló inadecuado a tenor de cómo evolucionaba el panorama económico, y tuvo que ser revisado meses después. Ahora el objetivo, según los firmantes del acuerdo, no es crear empleo sino "mantener el que hay" y esto ya parece de por sí una tarea muy ardua.

El 2009 será el año en el que se verá si cuajan iniciativas como el acuerdo con los bancos para que financien actividades productivas o subvenciones para la creación de empleo.

También en los próximos meses habrá que ver si los cuidados paliativos ideados, como el plan estatal que aportará 193 millones para crear empleo en los municipios o el acuerdo extremeño Junta-PP para inyectar 48 millones de euros para que los ayuntamientos contraten parados logran frenar al menos las consecuencias del desempleo.

Agricultura: un sector en pie de guerra

Otro frente conflictivo es el agroganadero. La crisis se ha transformado en una indignación que motivó una primera protesta unitaria de organizaciones agrarias y cooperativas. Los agricultores y ganaderos ven cómo sus productos se pagan cada vez a menor precio, mientras crecen hasta casi duplicarse los costes de producción (piensos, abonos y carburantes).

Por ello ven como una burla que luego en el mercado lo que a ellos les han pagado a precios de miseria se venda al consumidor a ocho o diez veces más. Por ello exigen que los márgenes comerciales se limiten por ley.

Sectores como el porcino viven en un pozo al que no ven salida y que provoca un goteo continuo de cierre de explotaciones. Otros como el tabaquero topan con la intransigencia de la UE, que se niega a prorrogar las ayudas y pone en peligro el medio de vida de 25.000 familias.

La guinda al pastel la ha puesto también la UE, al poner en marcha una nueva reforma de las Organizaciones Comunes de Mercado (OCM), el denominado chequeo médico que implica incrementar las modulaciones (retirada de una parte de las subvenciones en función del montante que se cobre) para financiar la política de desarrollo rural. Según las organizaciones agrarias, "se mete la mano en el bolsillo de los agricultores para financiar la política de la farolita".

Aunque la mayor parte de los problemas van mucho más allá de las competencias del Gobierno extremeño, sí se le exige a este que abandere la rebelión y sirva de interlocutor en foros nacionales y europeos.

Energía: entre el sol, el viento y el petróleo

La política energética también será protagonista este año. Por un lado, la Junta espera que de una vez por todas el Ministerio de Medio Ambiente de luz verde al estudio ambiental de la refinería promovida por el Grupo Gallardo y donde el Gobierno extremeño figura como socio.

Sería la mayor inversión industrial de la historia de Extremadura, con más de 2.000 millones de euros, y una creación de empleo directo e indirecto de 3.500 puestos de trabajo.

Al mismo tiempo, habrá que trabajar para consolidar un sector, el de las renovables, que no sólo está alcanzando una enorme pujanza en la región, sino que además puede ser una de las tablas de salvación, al menos parcial, frente al desempleo que genera la crisis en otros sectores. Por un lado, el 2009 será el año en el que los parques eólicos autorizados (que suman 500 megavatios) empiecen a construirse, y además se conocerá el nuevo decreto que permitirá la instalación de más molinillos . Por otro, la energía solar, especialmente la fotovoltaica, debe recibir un nuevo impulso ya que el temido plan estatal que podía lastrar el crecimiento de este sector ha sido mucho más beneficioso de lo que se esperaba.

Por último, el Gobierno de Vara debe tomar una postura sobre los proyectos de centrales térmicas en tramitación, que no parecen ser muy del agrado de la Administración regional, ya que generan poco empleo.

Relaciones exteriores: mirando a Portugal

En la acción de gobierno que trasciende las fronteras extremeñas, los deberes para el 2009 tienen tres frentes principales. El primero, por la importancia que el propio Fernández Vara le ha dado, es el de las relaciones con Portugal. La visita del presidente extremeño a la capital lusa para entrevistarse con las máximas autoridades del país vecino abre un camino nuevo, donde se pasaría de acciones puntuales a una estrategia global.

Esta estrategia tiene una de sus traducciones más simbólicas en la apertura a mediados del 2009 de la oficina en Lisboa.

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