Señores políticos: ¿Habéis pensado en algún tipo de psicotropo de diseño, que nos permita estimular (temporalmente) la zona cerebral que se nos activa a la hora de elegir la papeleta electoral?

Podéis impregnarlo en las listas electorales que mandáis a casa, y así (cómo cualquier perfume subliminal) nos evitáis la gran incertidumbre de elegir el cacao que queréis que arreglemos nosotros. Saludos.