Amor, renuncias y toques mágicos se funden en La importancia de que las abejas bailen , la obra con la que Diego González ganó el pasado diciembre el premio literario Felipe Trigo de narración corta. El escritor y periodista --jefe de sección y columnista de El Periódico Extremadura-- es el primer villanovense que consigue el galardón que desde hace 16 años se entrega en Villanueva de la Serena, dotado con 6.500 euros.

El premio a la mejor novela (20.000 euros) se fue hasta Málaga, donde reside Alberto Castellón, autor de Regina angelorum . El jurado también otorgó una mención especial en narración corta a Javier Serena, de Navarra, por El correo del norte .

La presidenta del jurado, Lucía Etxebarría, destacó del relato de González la atmósfera poética y el ritmo intimista y seductor que contiene la historia. En ella, una mujer recuerda un tiempo de su adolescencia que marcó el resto de su vida. La importancia de que las abejas bailen está ambientada en los años 40 en Las Hurdes aunque, como explica el autor, "no hay referencias históricas que sitúen al lector en la posguerra española. La narración se mueve en un terreno sugeridamente mágico, señala, y ese es el tono que preside el relato.

A Diego González la noticia le pilló en Ronda, donde presentaba otra obra premiada. En este caso un poemario tituladoMil formas de hacer la colada , con el que obtuvo el Ciudad de Ronda en diciembre del 2005.

Gracias a otro premio literario, este año la editorial Ellago editará otro poemario suyo. En el terreno poético este extremeño también ganó el Vicente García de la Huerta, de Zafra, en el 2005, además de otros certámenes periodísticos como el Dionisio Acedo. Ganar premios permite "que se fijen en uno y abre posibilidades para la publicación. De lo contrario es difícil llegar a las editoriales", aseguró este autor que promete una interesante carrera literaria.

Por su parte, el ganador del Felipe Trigo de Novela se confesó ilusionado porque el año pasado había presentado la misma obra, pero en la modalidad de narración corta, sin éxito. "Empecé a escribirla hace tres años, pero en principio era una novela corta. Pero vi que tenía posibilidades de darle más empaque de novela y le metí un estirón". Etxebarría comentó que Regina angelorum estaba muy bien trabajada y estructurada para manterner el suspense. "Es una obra que invita a continuar leyéndola".