Periodista

Beben vino, cerveza o agua mineral. No desayunan cruasanes, sino bocatas. Ven poco la tele, leen diarios y conocen autores clásicos. Ellas enseñan el ombligo y ellos pasean un aire despistado. Se divierten y no usan condones. No son de plástico. No son imbéciles. Piensan por su cuenta. No se contentan. Se confrontan. Existen. Son el mundo variopinto, sólo en apariencia antitodo, que se ha puesto en marcha en el caldo de los foros sociales.

Son una sorpresa: del mediocre mundo que los adultos construimos está surgiendo una generación que no se droga, pero tampoco cree en los cuentos de la tele sobre Osama o Sadam. Son jóvenes y piensan que "otro mundo es posible". Como lo creyeron los adultos de hoy y luego se olvidaron.