TEtl dominical de EL PERIODICO ofrecía un curioso reportaje sobre las últimas cenas de varios condenados a muerte en los Estados Unidos. El grado de insensibilización al que nos vamos acostumbrando nos impide calibrar la crueldad de todo aquello que se hace cotidiano: Un buen ejemplo es la frialdad de la muerte premeditada que se practica en los estados del sur y del medio-oeste americano (casualmente, donde ha arrasado Bush ). Biografías desgraciadas, empujadas desde el nacimiento a existir más cerca de la muerte que de la propia vida, convictos en unos casos y sin capacidad mental otros, pero todos con una ficha en la que se detallan los últimos víveres (paradójica palabra) que ingirieron.

Tras la victoria republicana es difícil mantener la calma ante quienes apuntan que la seguridad y los valores morales se han impuesto. No es el mejor momento para analizar esa seguridad de la que hablan porque habría que preguntarse si son los niños palestinos los que van a estar más seguros, pero considerar de gran valía moral a quienes han defendido el asesinato-ejecución de 935 personas desde 1976 es uno de los mayores ejercicios de cinismo que se pueden ver.

*Profesor y activista de los

Derechos Humanos