XExl agua siempre ha sido motivo de controversias entre territorios y pueblos porque es un recurso escaso, con grandes desequilibrios hídricos entre la denominada España seca y húmeda. En estos días es noticia el conflicto existente entre castellano-manchegos, murcianos y levantinos por el trasvase del Tajo-Segura y sobre el volumen de agua que debe autorizarse en un año como éste, de una sequía extrema, en el que ambas partes pueden tener razones de peso en sus posturas. Unos porque es cierto que la cabecera del Tajo, que es de donde parte el trasvase, se encuentra bajo mínimos y la otra porque si no se le trasvasa más agua, cientos de hectáreas de regadío, y entre ellas muchas de arbolado, van a perderse de forma irremediable. El acueducto Tajo-Segura es la primera infraestructura hidráulica que se hizo para superar los desequilibrios hídricos de España. Este proyecto de 1933 y que se contemplaba en el Plan Nacional de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas, cuyo titular era Indalecio Prieto , demuestra que la idea de los trasvases, buena por solidaria, no es original de los gobiernos del Partido Popular. Por los motivos que todos conocemos, guerra civil y posterior recuperación de una España que había quedado en pedazos, estas obras no se pudieron poner en marcha hasta finales de la década de los setenta.

El trasvase ha estado funcionando sin mayores problemas durante más de veinticinco años, aunque es cierto que Castilla-La Mancha siempre ha reivindicado mayores compensaciones por el trasvase y la realización de más infraestructuras hidráulicas en su territorio, a lo que tiene todo el derecho del mundo como cuenca cedente. ¿Y si ha estado funcionando el trasvase con cierta armonía y durante tanto tiempo, por qué se reaviva ahora el conflicto? Sólo se encuentra una respuesta: porque tenemos el Gobierno más débil que haya podido haber en España y además porque está sujeto al permanente chantaje de Esquerra Republicana. ¿Que qué tiene que ver el independentista con el trasvase del Tajo-Segura? El trasvase del Ebro, que es la única solución para corregir el desequilibrio hídrico existente en España y que responde a un elemental principio de solidaridad, se proyectó durante el gobierno del Partido Popular y a él se oponen los socios de Zapatero , con el argumento de que no quieren dar agua a España?

¿Y por qué hablo de chantaje? Porque chantaje fue el ultimátum que Esquerra Republicana le hizo a Zapatero, poniéndole como condición para apoyar su investidura la derogación del trasvase del Ebro. Así consta en el Diario de Sesiones del Congreso. La portavoz de ERC, Rosa María Bonás , dijo para la historia del disparate parlamentario: "el objetivo primordial era el trasvase del Ebro, por considerarlo letal para la vida del Ebro y el Delta. Nos alegramos mucho de haberlo conseguido. Fue un compromiso del presidente Zapatero en su investidura. El compromiso de derogar el trasvase del Ebro fue un ultimátum de Esquerra Republicana para apoyar su investidura. Este compromiso se ha cumplido". Esto es la demostración palpable de que el gobierno de Zapatero miente, pues no es cierto que la derogación del trasvase del Ebro responda a que técnicamente el proyecto era insostenible, como nos ha querido vender la ministra Narbona , sino que responde a un chantaje de un partido minoritario, que es el que marca la política del gobierno de España, aunque no se siente español ni se considera parte de España. Por tanto, la política de Rodríguez Zapatero, culminada con la derogación del Plan Hidrológico Nacional, es la que ha abierto la espita para encender nuevamente la guerra del agua. La planificación hidrológica que hizo el anterior gobierno era la correcta para acabar con la irregular distribución del agua en España y fue un plan en el que participaron todos los sectores implicados y contó, pese a cierta oposición, con un amplio consenso y apoyo mayoritario de todas las fuerzas parlamentarias, las mismas que ahora se repliegan ante las exigencias de los de ERC. Su derogación, pues, está basada en un peaje político que el gobierno de ZP tiene que pagar.

Y llegados a este punto permítanme una nueva interrogación: ¿dónde está, qué dice y que hace Rodríguez Ibarra? A Extremadura le va mucho en el envite, pero eso a él no parece afectarle. ¿Por qué no exige para Extremadura las compensaciones en infraestructuras hidráulicas a las que tiene derecho por ley, al ser también cuenca cedente en el trasvase Tajo-Segura, como Castilla-La Mancha? Las echamos en falta. El refinado Ibarra está calladito y viéndolas venir, mientras desaparecen del Plan Hidrológico Nacional obras tan importantes como la presa de Monteagudo, de vital importancia para garantizar los riegos de 25.000 hectáreas en la zona regable de Rosarito y regular el río Tiétar. No se contempla ni una sola obra para Extremadura en la modificación del Plan Hidrológico Nacional, pero parece que esto de exigir no está en el calendario de Ibarra. Lo suyo es hablar en voz alta, casi gritar. La guerra del agua no le interesa porque él, importantísimo, está en otros menesteres de más altura que preocuparse de los regantes del Borbollón y del Rosarito. Ibarra no se moja.

*Diputado del Partido Popular