TAthora que ya hemos hecho casi todos un master de urgencia de la Ley Sálica, hay que reconocer que el destino no está en las manos de nadie, ni siquiera de la Trilateral, que es muchísimo más importante que el tripartito. El destino, como siempre, duerme en las rodillas de los dioses, y de los estremecimientos de éstos y de sus duermevelas, se derivan acontecimientos sorprendentes que se terminan por asumir.

El día en que doña Leonor de Borbón y Ortiz , Princesa de Asturias, reciba el despacho de teniente, en el patio de armas de la Academia General Militar de Zaragoza, donde es posible que siga en pie la estatua del que fue su director, Francisco Franco , a nadie se le moverá una pestaña de asombro, salvo que el cierzo zaragozano, que no conoce de protocolos, le dé por visitar la ciudad con sus habituales rachas de ochenta kilómetros por hora.

He observado que, en cuanto tiene lugar algún acontecimiento en la Casa Real Española, aparecen republicanos vocacionales por casi todas partes. El republicano se excita ante la influencia de la monarquía como el ateo se estimula ante la proximidad del sacerdote o el culé ante el nombre del Real Madrid. Y en el día de ayer aparecieron docenas y docenas de republicanos, mientras cientos y cientos de miles seguían las noticias por la radio y la televisión.

Lo que sucede es que los cientos de miles sólo hablan para los encuestadores, si es que les preguntan, mientras las docenas de republicanos suelen hacerlo en los medios de comunicación. Por eso, en las encuestas, de todas las instituciones que tenemos una de las más valoradas es la monarquía, cosa curiosa porque existen en nuestro país tan pocos monárquicos vocacionales como republicanos.

Nadie sabe qué pasará con el destino de aquí a unos años. Profetizar hoy es tan inútil como escribir en el agua. Pero ha venido al mundo una niña que, según los indicios, parece nacida para reinar.

*Periodista