WLw a ruptura de la tregua de ETA y, sobre todo, la decisión de otorgarle la prisión atenuada a De Juana Chaos han deteriorado indudablemente el apoyo ciudadano al Gobierno de Rodríguez Zapatero, pero la oposición frontal del Partido Popular a la política antiterrorista del Ejecutivo socialista es enjuiciada por la mayoría de los españoles como de carácter partidista y electoralista. Solo uno de cada cuatro encuestados cree que Mariano Rajoy practica una oposición en este punto responsable, menos de los que votan habitualmente al PP. Estas conclusiones se extraen de la última encuesta de GESOP para EL PERIODICO EXTREMADURA y el resto de diarios del Grupo Zeta, cuya primera parte publicamos hoy.

Resulta curioso constatar que aunque una mayoría de españoles se muestra escéptica respecto a la voluntad de los terroristas de abandonar las armas, existe un amplísimo apoyo a que se siga intentando el diálogo con la banda a pesar del atentado contra la terminal de Barajas. Tan alta es la aspiración por la paz del pueblo español. La generosidad con los terroristas una vez se hayan desarmado la acota la mayoría al acercamiento de los presos etarras a las cárceles del País Vasco y a la legalización de Batasuna. Se rechazan, por contra, tanto el reconocimiento del derecho de autodeterminación como las medidas de gracia para los reclusos. En conjunto, se produce un empate entre quienes apoyan y quienes critican la actuación del Gobierno en la búsqueda de la paz.

Los porcentajes son, en general, peores hoy que en abril o julio del 2006 para las posiciones del Gobierno, pero sólo ligeramente. Se trata de un retroceso que no se corresponde con ese 56,5% de españoles a quienes les ha parecido mal el traslado de De Juana, o con ese 52,2% que opina que en este caso el Gobierno ha cedido al chantaje de ETA, si bien una mayoría más relativa (el 48%) admite que, pese a su disgusto, esa decisión se ha adoptado dentro de la ley.

Cataluña y País Vasco se mantienen como las dos comunidades más comprensivas con las políticas del Gobierno de Zapatero, en algunos casos son las únicas que aprueban algunas de sus decisiones. Madrid, por contra, destaca como la más refractaria a una salida dialogada del conflicto vasco. Para algunos, la crispación es un fenómeno mayoritariamente madrileño, aunque con el riesgo de que se extienda a otros territorios españoles.

La encuesta se publica en un momento en que lo verdaderamente sustantivo en el complejo juego relacionado con la pacificación del País Vasco no está, contra lo que pudiera parecer, en manifestaciones como la celebrada ayer en Pamplona por el PP sino en saber si la izquierda aberzale podrá o no presentarse a las elecciones del próximo mes de mayo. En este sentido, el Gobierno ha dejado clara su postura por boca del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que afirmó el viernes que al Ejecutivo le gustaría que Batasuna concurriera a las elecciones, pero para ello debe aceptar la ley de partidos, que exige una condena explícita de la violencia. También el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, ha dado garantías de que el Estado perseguirá cualquier indicio de que la izquierda aberzale intente presentar listas blancas para burlar la ley. La pelota está en el tejado de Arnaldo Otegi, líder de una formación que, aunque ha hecho guiños para lograr participar en la vida política, serán oportunistas mientras no inicie el despegue de ETA. Cosa que todavía no ha hecho.