Las campañas electorales son más divertidas para los que participan en ellas. Quiero decir que para la inmensa mayoría de la población, que no formamos parte de ninguna lista, ni hemos de asistir a ningún mitin, ni siquiera tenemos un pariente cercano o un amigo que se encuentre en esa situación, ver pasar las caravanas con sus altavoces, y contemplar el ajetreo de la campaña, produce la sensación de asistir como espectador a las fiestas del pueblo de al lado. Eso no quiere decir que no seamos conscientes de lo importante que es nuestro voto y nuestra participación, pero lo que es el procedimiento en sí, la liturgia y la fanfarria, desde los carteles hasta el entusiasmo de los forofos, parece como si sucediera en otra ciudad.

Debido a ello, me entretiene observar los eslóganes y sus posibles significados subliminales, y este año tengo la impresión de que impera la Fisiología. A lo mejor es por las listas de espera de los hospitales o porque, tras la transferencia de la Sanidad a las comunidades autónomas, ya no sabemos quién paga al médico y quién le asciende, y de lo único que podemos estar seguro es de que la enfermedad es del enfermo.

El caso es que el PP se refiere a la cabeza y al corazón, que en su sentido literal está relacionado con las enfermedades cardiovasculares y con el correcto funcionamiento cerebral, en tanto el PSOE, puede que más en la línea con la tradición médica española, desde Marañón a Jiménez Díaz , se inclina por la problemática del campo del internista, y manifiesta su preocupación porque la función de votar tenga alguna anomalía, sobre todo de tipo intestinal, y ha elegido como lema vota con todas tus fuerzas donde va implícita una cierta sospecha de estreñimiento del votante para lo cual aconseja procedimientos tradicionales, puede que algo burdos, sí, pero que ahorran gasto en farmacia, capítulo que tanto preocupa a Solbes .

Cabeza, corazón, aparato digestivo. A Llamazares sólo le quedan las manos y los pies, y, quizás por eso pide más izquierda .