La reaparición del ánima de José María Aznar es lo mejor para José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones europeas. Sitúa la batalla en el terreno ideológico, que es donde mejor puede defenderse el PSOE. El expresidente, espoloneado por la memoria de la boda de El Escorial y la obscena trama de trajes de pacotilla y coches de lujo en su entorno de Gobierno, trata de reivindicar un milagro económico que se produjo al rebufo de toda Europa y construyendo un castillo de naipes de ladrillos. José María Aznar, que es un chulo o, para no ofender, un castizo, se ha picado. La amarga queja de Ana Botella de que a su marido no lo defendía nadie, le ha motivado a pasar a la ofensiva. El orgullo enturbia la memoria. Quizá el expresidente no recuerda que su admirado George W. Bush ya no puede prestarle la mesa para que acomode los pies encima de ella, en su rancho de Texas. Bastante tiene el amigo americano con tratar de esquivar las responsabilidades por práctica de tortura. Ahora lo que se ha instalado es el deje de Chicago de Barack Obama . Mientras el PP, simbolizado en el póster amarilleado por el tiempo de Jaime Mayor Oreja, Francisco Alvarez-Cascos y José María Aznar, acompañado de Mariano Rajoy ungido de utilero, predica el abaratamiento del despido, la privatización de lo poco que queda del Estado y la bajada de impuestos, en las colas del paro se reza para que el déficit de Zapatero aguante toda la crisis. No es mal terreno de juego para el barrizal económico promovido, precisamente, por los ideales que ahora Aznar se empeña en reivindicar. La posición de Zapatero otra vez está reforzada por el espacio que le deja su adversario: "O hay una salida social a la crisis, o no la habrá". Tajante. La imagen de los sueldos obscenos de los grandes ejecutivos frente a la catástrofe financiera internacional impulsa una recuperación de valores progresistas. Inexplicablemente, con muchos elemento a favor, el PP se olvida del technicolor y quiere rodar una campaña electoral en blanco y negro. Definitivamente, no una película que le dejen rodar a Rajoy.