Produce indignación e impotencia a todos aquellos que vivimos en el residencial de los Arcos, observar fabulosos parques construidos recientemente en las zonas adyacentes a la ciudad de Cáceres, como el parque de la Mejostilla, dotado con innumerables columpios para niños de diferentes edades, llamativos en color y originalidad. Un espacio cuidado hasta el extremo en detalles, con más que suficientes bancos para descansar, fuentes para beber, farolas para iluminar, setos para adornar, fuentes y cascadas para relajar la vista y el oído. Un lugar de reposo y juego que hace que nuestros niños, los de mi barrio, estén en desventaja más que evidente con respecto a aquellos que allí viven.

En nuestro barrio tenemos un parque sin fuentes para beber, sin setos que separen el mismo de la carretera situada a pocos metros, sin apenas bancos, y con unos pocos columpios que sólo satisfacen a niños de hasta unos seis años. No es esta nuestra preocupación sin embargo, y sí lo es la falta de seguridad: desniveles en el terreno, pronunciados barrancos en un extremo, matorrales con pinchos, cerramiento de la zona de columpios con una verja de hierro terminada en puntas. No sólo es feo para los mayores y poco atractivo para los niños sino que es peligroso por su falta de protección frente a los posibles accidentes: caídas por el barranco, o riesgo de ser atropellado por uno de los vehículos que bordean el parque.

Pobres niños, los niños de nuestro barrio, que por vivir según parece en una zona de lujo no tienen los mismos derechos.

Alicia Berrocal Gonzalo **

Cáceres