El Cimov, el centro cacereño que ha venido instruyendo a los reclutas mientras fue obligatorio el servicio militar y a los soldados profesionales a partir del momento en que fue suprimido, tiene un porvenir incierto. Las últimas incertidumbres han llegado de la mano de la crisis económica: ha sido la difícil situación de las arcas públicas la que ha congelado el proyecto de trasladar desde Burgos a Cáceres el prometido regimiento de Ingenieros; y esta misma causa está detrás de la drástica reducción para este año --alcanza a más de un 90%-- de las plazas de soldado ofertadas por el Ministerio de Defensa.

La suspensión del traslado de los Ingenieros ha dejado en el aire la excusa de la viabilidad futura del Cimov, puesto que ese nuevo regimiento era el que había de dotar al centro de la sabia nueva que garantizaba su razón de ser en Cáceres, mientras que la reducción de la oferta de plazas determina que, a partir de ahora, los soldados que instruir pasarán de los 3.000 que hubo el año pasado a unas pocas decenas. ¿Y si un centro de instrucción de soldados se queda sin soldados a los que instruir y también de nuevas unidades que diversifiquen su naturaleza, qué futuro le aguarda? Esa es la pregunta que se han hecho representantes del sector de la hostelería, uno de los más directamente afectados por el ocaso del Cimov, una instalación que es, a su vez, una de las mayores empresas de la ciudad y que, por eso mismo, y porque de las promesas del ministro Bono en el 2004 se ha pasado a esta caída en barrena durante el mandato de la ministra Chacón, los políticos locales y regionales deberían hacer sonar las alarmas ante el Gobierno.