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Editorial

La legislatura, en marcha

La constitución del Congreso y el Senado surgidos de las elecciones del 20 de noviembre propició ayer algunos elementos de juicio para la esperanza en la nueva legislatura --la décima del periodo democrático--, en la que, pese a la mayoría absoluta del PP en ambas cámaras, el diálogo será básico tanto para sacar a España del atolladero económico como para que los parlamentarios estén mejor considerados por la ciudadanía. Y el primer dato positivo es el perfil de los presidentes: Jesús Posada, sobre todo, y Pío García-Escudero tienen una demostrada predisposición al pacto, virtud especialmente preciada en momentos de crispación.

Como era previsible, la composición de la Mesa del Congreso es fruto de un pacto del PP con CiU, que tendrá una vicepresidencia a cambio de votar a Posada aunque este no precisaba sus votos. El acuerdo, que abre la continuidad en Madrid de la colaboración que ambas fuerzas exhiben en el Parlament, tiene un damnificado, IU, cuarta fuerza de la Cámara --y tercera en votos--, que queda excluida de su órgano de gobierno, como una muestra más de la poca proporcionalidad real que sufren los grupos minoritarios. En cambio, es plausible que Amaiur, heredera de Batasuna, pueda tener grupo parlamentario, lo que solo impediría una interesada lectura restrictiva del reglamento por parte del PP. No sería inteligente que eso sucediera si de verdad se quiere encauzar a la izquierda aberzale en la vía institucional.

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