Hace un año, la prima de riesgo de la deuda española estaba en 400 puntos, y llegó a su máximo en julio, cuando rozó los 640. Desde entonces no ha parado de reducirse hasta un nivel de estabilización en torno a los 350. El Gobierno español vincula esta estabilidad a la reducción del déficit y a la mejora del balance exterior, muy condicionado no solo por el aumento de las exportaciones sino por la fuerte caída de las importaciones. Si el mérito de esa moderación respondiera solo a factores internos no seguiríamos estando 40 puntos por encima de Italia, un país sin Gobierno. El modelo italiano, en lo que se refiere a la deuda pública, es el que parece perseguir el Tesoro español al abrir la puerta al mercado secundario de sus emisiones a particulares y empresas, que hasta la fecha apenas tienen el 3% de la deuda. Uno de los factores que han permitido que el diferencial italiano fuera menos volátil que el español es que entre los tenedores de deuda hay más italianos que extranjeros, tanto en instituciones financieras como en empresas e inversores particulares.