La Agrupación de Cooperativas de Extremadura (Acorex), su actual consejo rector y su presidente, Manuel Ortega, no pierden la esperanza de que el grupo pueda sobrevivir. A pesar de su situación --en concurso voluntario de acreedores--, sus responsables ven una hipotética salida si no quieren ir a liquidación. Se trataría de llegar a un acuerdo con los acreedores sobre una importante quita aún por negociar sobre los 61 millones de deuda que arrastran y, a partir de ahí, vivir un proceso de integración con la cooperativa de segundo grado malagueña Dcoop. Esta opción, ya manejada con anterioridad en 2015 y después descartada apelando a la extremeñiedad del grupo, se presenta ahora sin cortapisas y suponemos que sin la oposición de entonces por parte de la administración regional y las diferentes fuerzas políticas extremeñas. No está el panorama como para andar con exigencias ni remilgos si esta opción permite la continuidad de Acorex y la alternativa resulta el cierre y su desaparición.

Hubo una época en la que Acorex era el buque insignia de la industria agroalimentaria extremeña. Ya jamás volverá a serlo, pero al menos se le puede dar una oportunidad de continuar de forma menos ambiciosa, con un menor número de socios y sin perder la esencia extremeña. Injerencias políticas --como se están poniendo de manifiesto en la comisión de investigación creada al efecto en la Asamblea de Extremadura--, guerra de sillones, pugna interna, falsedad en las cuentas y errores en determinadas decisiones han dado al traste con Acorex. Al menos ese tipo de declaraciones se han vertido en las diferentes sesiones que se han llevado a cabo por parte de los gestores responsables en uno y otro momento.

Ahora se presenta una segunda oportunidad en la que, además, no se precisa del acuerdo de 2/3 partes del grupo para llevarla a término como antes, sino del visto bueno de las cooperativas dispuestas a sumar una facturación mínima de 40 millones de euros. En suma, un acuerdo de colaboración que permitiría a Acorex seguir subsistiendo con margen de confianza y seguridad. La opción está puesta encima de la mesa y es exigible que, al menos, sea tenida en cuenta y objeto de estudio. Lo otro sería empeñarse en una solución dramática que sólo conduce a la muerte del grupo. Aunque sea un planteamiento en el aire y sin puntales de sustentación, Dcoop está dispuesta. Habrá que determinar quién más...