Tú, el que me estás leyendo, no importa si eres mayor o pequeño, alto, bajo, negro, blanco, flaco, con gafas o una modelo. Te invito a pasar un rato reflexionando. ¿Qué es para ti el respeto? Una respuesta simple: cuando las personas no se atacan unas a otras por su modo de ser o pensar. Parece que la sociedad lo ha olvidado. Podemos apreciar que la crisis, además de llevarse nuestros ahorros, también se llevó nuestros valores. Pero no escribo esto para intentar arreglar la sociedad de hoy en día, sólo tengo 16 años. No. A lo que quiero referirme es al respeto en las aulas, entre compañeros, y lo que es más importante, a lo que hacemos para evitar la pérdida de éste. Todos hemos cometido errores a lo largo de nuestra vida y no tenemos la culpa de nacer como somos. Yo misma lo admito, sí, he sufrido burlas, y en alguna ocasión me he reído de algún compañero o me he metido con alguien que me caía mal, pero sabía dónde estaba la línea que separa la broma sin gracia del daño que sufren la mayoría de niños. Ultimamente, pienso que se nos da muy bien ignorarlo. Puede que tú que me lees hayas sufrido acoso, o lo hayas hecho; incluso lo hayas presenciado sin decir nada. Déjame decirte, que el que no hace nada tiene la misma culpa que el que acosa a otro compañero por el simple hecho de no ser como los demás. Al acosador, ¿quién eres tú para decir que ese chico es feo o esa chica es rara, para decirle que da asco y pegarle? No eres nadie. Todos tenemos belleza, solo que no todos pueden verla. Ayuda al que sufre. Seas profesor, padre o alumno, abre los ojos. No permitas más suicidios. Es hora de cambiar el infierno.