Cuando Calisto proclama su condición de Melibeo, le recrimina Sempronio que someta su dignidad de hombre a la imperfección de la flaca mujer pues solo por ser él un hombre, ya es más digno y solo por ser ella una mujer, ya no. Claro, amigo lector, que Sempronio es uno de los personajes más odiosos de una obra inmortal repleta de personajes odiosos entre los que se cuentan mujeres y hombres. Y le animo a que la relea, por ver si coincide conmigo en que no es Sempronio peor que Celestina.

Cierto es que en el mismo libro, la desenvuelta Areúsa protagoniza uno de los más resolutivos y desacomplejados parlamentos que recuerdo. Que el personaje sea a la vez envidioso y extremadamente dañino no enturbia en todo caso la fuerza con que Fernando de Rojas lo construyó. Ni tampoco el testimonio que la tragicomedia supone de una sociedad donde la mujer era inferior al hombre en todos los aspectos que pueda considerarse.

Todo esto viene a cuento en estos momentos, cuando una parte muy activa y agresiva de la derecha que se autodenomina, «sin complejos», con empoderamiento cercano al populismo del otro lado, parece resuelta a poner en tela de juicio la desigualdad real y efectiva que sigue padeciendo la mujer hoy en día y en la España de hoy en día, pese a todos los esfuerzos institucionales, educativos y jurídicos por conseguir una situación más justa.

Yo no sé lo que significa ser feminista para la popular Díaz Ayuso cuando afirma que no tiene que serlo para ser mejor mujer. Tampoco sé lo que es el feminismo para Pablo Iglesias cuando afirma que los hombres feministas follan mejor, y nos recuerda tanto a Sempronio. Lo que sí percibo es la permanencia en los chicos de actitudes de control y dominio sobre su pareja, la justificación efectiva y doméstica de la permanencia de los roles masculino y femenino y, lo que es peor, la denigración de la dignidad de la mujer al utilizarse los delitos de violencia contra ella en función de las banderías políticas.

Y como soy una opinadora desacomplejada de derechas denuncio que esa utilización es oportunista y obscena.