Se llama Soledad. Su madre biológica está desaparecida. O, mejor dicho, la desaparecieron. El verbo desaparecer en reflexivo es seña de identidad de las dictaduras.

Es hija de de Norma Sintora y Carlos Sorsona. Las Abuelas de la Plaza de Mayo anunciaron esta semana la recuperación de Soledad, la nieta 129, desaparecida durante la última dictadura argentina.

La nieta vive actualmente en España. El curso de su existencia lo decidieron otros. Los mismos que la arrebataron de su familia biológica. A ella y a tantos otros nietos. En Argentina, en toda Latinoamérica y también en España.

Esos 10.000 kilómetros que separan a ambos países tuvieron que recorrer las víctimas del franquismo para ser escuchadas por primera vez: «Amparados en la legislación internacional de la ONU sobre Justicia Universal, las víctimas del franquismo presentamos en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nro. 1, de Buenos Aires, República Argentina, a cargo de la Jueza María Servini de Cubría, la Querella 4591/2010, nominada ‘N.N. por genocidio y/o crímenes de lesa humanidad cometidos en España por la dictadura franquista entre el 17 de julio de 1936, comienzo del golpe cívico militar, y el 15 de junio de 1977, fecha de celebración de las primeras elecciones democráticas’».

Fue en abril de 2010. 35 años después de la muerte de Francisco Franco. A un océano de distancia. ‘Memoria, Verdad y Justicia’, es el lema de las abuelas argentinas. Lo mismo piden las víctimas españolas. Tal y como narra el documental ‘El silencio de otros’, que les acompaña durante la preparación de esa ‘Querella Argentina’.

Y romper el silencio es el único modo de lograr justicia. O seguiremos creyendo en mantras tan repetidos como falsos. Yo también me los creía. Y cuánta responsabilidad tenemos los medios. Vayan aquí un par de ejemplos:

Mantra 1: ‘La modélica transición’ en España. Se calcula que entre 500 y 700 personas fueron asesinadas por causas políticas entre 1975 y 1983.

Mantra 2: ‘Las dictaduras en Latinoamérica ayudaron a la economía’, caso emblemático el Chile de Pinochet. La desigualdad social se disparó. Los pobres perdieron los pocos derechos adquiridos.

Ah, pero es que la interpretación de la economía está sujeta a variables. Es relativo, según para quien se mire. Como lo es el olvido. Como lo es el perdón.

*Periodista.