Imaginen ustedes que se quieren restaurar las fachadas de la plaza Mayor de Salamanca y se decide que la mejor opción es repintarlas de blanco, ocultando la ornamentación original, y reproducir encima los motivos decorativos con una técnica actual y, ya que estamos, mejorando algunas imperfecciones.

Pues eso es lo que se pretende hacer en las casas coloradas de la plaza Alta de Badajoz. Les pongo otro ejemplo ¿Qué pasaría si una pintura histórica, un cuadro famoso muy deteriorado, del tipo La última cena de Leonardo da Vinci, se restaurara de este modo? Ya sé, ya sé. La última cena no es la plaza Alta. Pero esta decisión indica una falta total de respeto a nuestro patrimonio cultural.

Así pues, si existen restos originales, que los hay, qué otra razón puede llevar a tomar esta decisión. Dos opciones se me ocurren: la incompetencia, fruto de un desconocimiento y falta de sensibilidad que no debería existir en este siglo XXI, o la falta de presupuesto para abordar la restauración con sentido científico.

Cualquiera que sea la causa, estamos a tiempo de revertir esta decisión. Las casas coloradas son parte de un proyecto inacabado de plaza mayor claustral, el único ejemplo de esta tipología en Extremadura y su decoración es única en el mundo. Merece ser conservada de la mejor manera posible.