La Política Agrícola Común (PAC) ha servido para poder mantener la actividad agraria asegurando una renta a los agricultores y ganaderos de tal forma que los ciudadanos podamos tener asegurado el abastecimiento de alimentos seguros, de calidad y sostenibles. Pero también es la política que ha contribuido a la mejora y desarrollo del territorio rural. El camino por el que circula su coche para salir de su pueblo, se habrá arreglado con fondos de la PAC, o el negocio de peluquería y el de pastelería casera que están en su calle o la iluminación de ésta; o esa lucha encarnizada contra los incendios que asolan nuestra región en verano; en todo ello la PAC ha contribuido aportando dinero.

Mucho es lo que proporciona la PAC a Extremadura, pero lo más importante sigue siendo el mantenimiento de esa actividad agraria que es, hasta el momento, el pegamento que fija la población a nuestros pueblos. El campo y la agroindustria derivada es el sector económico más importante a causa de las limitaciones ambientales de nuestra región que nos lleva a la inexistencia de un verdadero tejido industrial fuerte. En la actualidad, el abandono del campo supone echar el cierre a muchos de nuestros pueblos.

Ahora, la PAC va a cambiar. Los encargados de diseñarla, el Ministerio y la Junta han decidido que estamos ante un momento de revolución, de cambio “planetario” en palabras del ministro, y ese cambio nos llevará a un sistema que puede poner en riesgo la existencia de muchos cultivos y aprovechamientos extremeños.

La información sobre ese diseño de las ayudas de la nueva PAC, que no reconoce la diversidad de las producciones, con mayores exigencias verdes, menos fondos y más superficie con derecho a ayuda, está oculta. Se ha troceado y se dilata en el tiempo, ofreciéndonos poco a poco detalles sueltos, porque el objetivo es que no haya ninguna palabra de desacuerdo con las intenciones del ministro.

Ayer, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, presentó en Extremadura una propuesta con el detalle de lo que debe ser una PAC para todos. En esta difícil negociación territorial, que lo es por mucho que el ministro y la Junta digan lo contrario, el diseño de ese nuevo modelo de una manera determinada o de otra, llevará a que algunas comunidades autónomas salgan beneficiadas, mientras que otras serán perjudicadas.

A pesar de que nuestra región tiene muchas opciones de pertenecer a las segundas, la Junta no ha trabajado en alternativas que supongan un beneficio para los intereses de la región y de los productores extremeños y se ha limitado a declarar que esta “nueva PAC es una oportunidad”. Que se lo digan a los tabaqueros, por ejemplo, que han conocido esta semana, en esa información por capítulos, que tendrán una bajada brutal en sus ayudas.