La pandemia que venimos sufriendo nos ha mostrado dos realidades que tienen una clara incidencia económica:

1º) Que el proceso de desindustrialización que se iniciara en Europa a finales del siglo pasado, ha tenido fatales consecuencias al depender de terceros países para el aprovisionamiento de multitud de suministros básicos, lo que en estos momentos ha supuesto un sobrecosto para garantizar dichos productos, y, lo que ha sido mucho peor, la perdida de vidas humanas por no disponer a tiempo de ellos.

2º) Que el turismo tiene su talón de Aquiles en la movilidad de las personas, y cuando esta se interrumpe por cualquier circunstancia, la actividad turística se desploma generando grandes pérdidas económicas y de puestos de trabaja.

Durante la crisis financiera del año 2008, Europa detectó ya la fragilidad de su economía al comprobar que el peso de la industria en su PIB se había contraído mas de un 30%. En 2014 se marcó como objetivo para 2020 que todos los países europeos superaran el 20% de PIB de las actividades manufactureras.

En lugar de alcanzar ese objetivo del 20% el PIB de la industria en España ha caído hasta el 12,6%, lejos del 17,8% registrado en el año 2000, Y Extremadura está anclada en un 6,8% muy lejos de los objetivos marcados.

Si ponemos el foco en la ciudad de Cáceres el panorama es aún mas preocupante. En la década de los 70 se apostó claramente por la industrialización de la ciudad con la creación del «Area de Promoción Industrial de Extremadura» que se concretó con la construcción del Polígono Industrial de las Capellanías y la ubicación de SODIEX. Fruto de ello fue la instalación de empresas como Catelsa Cáceres, Westerbash e Induico, que llegaron a crear mas de mil puestos de trabajo, hoy solamente permanece realmente activa Catelsa que emplea 250 trabajadores, y acaban de cerrar la sede de SODIEX.

Hace un año, este medio, publicó el artículo ¡Cáceres, un año perdido!. Se hacía referencia en él a otro artículo de 2019, «La hora de la ciudad de Cáceres», en el que se planteaba «que Cáceres se integre en la Red de Centros Logísticos e Industriales de Extremadura, esta Red está formada en estos momentos por; la Plataforma del Sudoeste Ibérico de Badajoz, Espacio Mérida y Espacio Navalmoral».

Transcurrido dos años ya, nada se ha hecho al respecto.

Criticamos los proyectos del litio, por que no ofrecen una industria de baterías que genere el valor añadido localmente, pero la realidad es que si ahora se presenta un candidato serio para montar este tipo de industria se irá a Badajoz, Mérida o Navalmoral de la Mata, por que en Cáceres no hay suelo industrial.

La única noticia positiva para la ciudad, llegó a finales de año en los Presupuestos Generales del Estado con la creación del Centro Nacional de Investigación para el almacenamiento de Energías (C.N.I.A.E.). Pero cabe preguntarse, ¿para qué nos va a servir ese importante centro si todas las empresas que se van a beneficiar de él tendrán que situarse lejos de Cáceres?.

No obstante estamos, posiblemente, ante una última oportunidad para paliar este déficit estructural. En 2008 por encargo de la Fundación Cáceres Capital un equipo de la Universidad de Extremadura concluyó que en el término municipal existe un emplazamiento muy adecuado para situar en él una Zona Logistico-Industrial. El estudio ha permanecido olvidado por las distintas corporaciones. Recientemente otro equipo de la Universidad de Extremadura ha elaborado un ambicioso proyecto para crear en esa zona un Área Eco-Industrial que está contando con serios apoyos privados. Es necesario dar el impulso final a este ambicioso proyecto desde todas las instancias. La iniciativa privada ya está haciendo su trabajo, es de esperar que se pueda contar con todo el apoyo institucional para paliar esta carencia.

Si es que queremos que la ciudad de Cáceres sea algo mas que un Parque Temático Medieval.

*Ingeniero Industrial