Ascendiendo con un suave serpenteo por los riberos del Almonte hasta los altos de Talaván, tan generosos en criadillas cuando el campo tiene humedad y si se tienen ojos para descubrir dónde están, el viajero se puede encontrar con algo ante su vista que, hasta hace poco, no podía percibir nadie que pasara por allí.

               Se trata de dos enormes espejos a ambos lados de la carretera en los que se puede ver reflejado, casi siempre, un cielo azul intenso salpicado, a veces, con enormes nubes blancas que corretean a su antojo por la superficie de cristal. Parecen, a primera vista, dos enormes pantanos que vinieran a paliar la sequedad a la que se ven abocados estos terrenos, una vez que la efímera primavera deja paso al tórrido verano.

               Pero, a medida que te vas acercando a la zona, que corresponde a la finca talavaniega denominada “Camacho”, el espejismo del agua se torna realidad para, de pronto, encontrarnos inmersos en una enorme planta fotovoltaica, la segunda más importante construida en Extremadura y en Europa, con unas 600 hectáreas de extensión, sólo por detrás de la planta solar “Núñez de Balboa”, de Badajoz, entre los municipios de Usagre, Hinojosa del Valle y Bienvenida, que ocupa una extensión de 1000 hectáreas.

               Esta segunda planta de Europa, ubicada en la provincia de Cáceres, ha propiciado la inversión de más de 200 millones de euros, con una capacidad de unos 300 megavatios de potencia, que hacen posible que dejen de emitirse más de un cuarto de millón de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera cada año, y todo por poder producir electricidad a partir de la energía solar, una energía limpia, todavía muy desaprovechada en nuestra tierra que, si de algo tiene un desbordante exceso de producción es de sol, y gratis, aunque algunos “aprovechados”, que siempre hay, anden preocupados en querer poner impuestos al mismísimo sol. Parece ser que, en estos tiempos que corren, de los impuestos no se libra ni el Astro Rey, sobre todo, si además de astro ostenta título de rey.

               La nueva planta motivó la creación de nuevos puestos de trabajo para nuestra tierra, ya que en la fase de construcción se han necesitado más de 600 trabajadores, que se han encargado de todos los trabajos que se necesitaban para implementar la planta. Una vez terminadas todas las obras de instalación y puesta en marcha de la central, se mantienen unos veinticinco puestos fijos permanentes. Sin duda, contribuye de manera decisiva al progreso de nuestra tierra y a que, cada vez en un mayor porcentaje, la energía que se consume en nuestro país, proceda de fuentes renovables.

               Y lo mismo que el hombre aprendió a volar observando a las aves en la naturaleza y diseñó aparatos con alas para imitarlos, ahora, con los paneles solares, también se fija en la misma naturaleza que le proporciona el ejemplo vivo en los campos de girasoles, en las enormes flores amarillas que buscan y se mueven siguiendo los movimientos del sol. Para ello utilizan lo que se denomina “seguidor solar” en los paneles, teniendo en cuenta la orientación exacta de nuestra ubicación. Los hay de un solo eje, que siguen el movimiento del sol, pero sin buscar la perpendicularidad, y de dos ejes que, como si una flor de girasol se tratara, busca siempre estar colocado perpendicular al sol para sacar el máximo partido a la energía solar.

               En nuestra infancia nos asombraban los campos de girasoles, que se movían mostrando siempre sus flores en la dirección del sol. Ahora, en los campos de Talaván, nuevos girasoles de metal se mueven de este a oeste siguiendo al sol cada día, para producir una energía limpia. No hay duda que, para nuestra tierra extremeña, estas inversiones que implementan las energías renovables, que no hacen más que beneficio a la naturaleza, es la mejor y eficaz manera de “agilar p’alanti”.

*Ex director del IES Ágora de Cáceres