Llegamos a la última parte del 2021. Antes de pararnos a hacer balances y previsiones, ante el aluvión de retos y objetivos que de manera consuetudinaria nos planteamos en el intervalo entre fin de año y el comienzo del nuevo, es buen momento para ponderar el estado de fuerzas y energías. Digo esto, porque, a base de rutinas, de repeticiones, de días continuados… se observa en algunos momentos a gente que no muestra interés por innovar. Ni por poner empeño en su trabajo. Ni por mostrar entusiasmo en sus aficiones. Esta desidia es una lacra a la que tenemos que combatir si queremos continuar ilusionados, teniendo referentes o simplemente, porque nos apetece y nos gusta que las cosas sigan estando bien hechas.

"Dejémonos acompañar, guiar, aconsejar, sugerir, proponer... "

Por esa razón no me gustan los pesimismos. La indolencia. El estado de abatimiento que detecto en ocasiones, en sitios y/o en personas. Prefiero estar atropellado por multitud de iniciativas pendientes. Agotado por el camino recorrido. Incluso agobiado ante la presión que en multitud de ocasiones se presentan las oportunidades que se me ofrecen. El extremo contrario, el del abatimiento, si se me permite, el del pasotismo o la indiferencia, me duele. 

¡Hay tantas cosas por hacer! El tiempo no es ilimitado, el descanso forma parte de la actividad, pero la pereza, la holganza por sistema, deteriora constantemente cualquier estado de ánimo que quiera pensar, reflexionar, actuar, en definitiva, seguir adelante.

Así pues, miremos a nuestro alrededor. Dejémonos acompañar, guiar, aconsejar, sugerir, proponer. Será entonces cuando los atisbos del silencio, del dejar pasar, del dejar hacer, del dejar estar, nos abandonarán.

Quisiera concluir anotando que no es precisamente en el individualismo donde se forjan los progresos. Es en la labor de los equipos, de los colectivos, donde surgen las más importantes sinergias. Es entonces donde se valora el esfuerzo del conjunto y donde sí quedan diluidos los protagonismos personales.

Pensemos que existe un enorme catálogo de posibilidades donde enfocar nuestras inquietudes.

Es justo en la diversidad, como diría Antonio Vega, el sitio de mi recreo.